MI HIJA Y LA BÚSQUEDA DEL GRIAL
Mi hija disfrutaba y me contaba mientras la veíamos: "Me encantan las
pruebas de fé". Se reía cuando Connery ametrallaba su propia cola de avión
y mentía a su hijo al respecto. Cuando Henry Jones Sr. asustaba a las palomas
de una playa de ¿Almería? para que levantaran el vuelo e hicieran estrellar un
avión nazi. Los nazis, qué buenos villanos son (aunque mi pequeña hija nunca me
concedió la satisfacción de reconocer que sus uniformes eran muy chulos). Le
entusiasmaba la química entre Ford y Connery, siempre regañando y mirando con
recelo a su hijo aventurero (él era "una rata de biblioteca" que
creía la tinta vencía a la espada, lo cual demuestra): su encuentro en el
segundo tercio del film, cuando rompe un jarrón Ming en la cabeza de Indy
(menos mal era una imitación, comenta su padre más preocupado por la antigüedad
de la figura que por la cabeza de su hijo) le provocaba hilaridad. En realidad
le encantaba la parte de comedia, mucha, y las partes de aventuras vintage
donde Ford tenía que superar pruebas de habilidad e inteligencia. Quería
cabalgar en Petra, visitar aquella Iglesia de Venecia recóndita.
Era, pues, una fan irredenta de "Indiana Jones y la Última Cruzada",
la tercera película de la saga, estrenada en 1989 y, cronológicamente, la
primera de las tres, ambientada en 1938 pero con un prólogo del joven Indiana
(River Phoenix) que transcurre en Utah, 1912, cuando era un joven scout y donde
se nos explica casi todas las particularidades, cicatriz, fobia a las
serpientes y hasta vestuario que le caracterizarán de mayor. Incluso vemos
fugazmente el diario escrito por su padre para la búsqueda del Santo Grial, un
émulo de la célebre Arca Perdida. Porque la peli repite la estructura de la
primera, con la bendita particularidad de que esta vez el héroe del látigo
viene con su papá. Y como padre e hija, me sentía muy contento de cómo se emocionaba
tanto viéndola. En realidad, sin tener en cuenta el prólogo, maravilloso para
un niño/a, transcurría dos años después de la fundacional "En busca del
arca perdida", que sé será la favorita de casi todos ustedes,
lectores, y antes del "Templo maldito". Ya saben que la cuarta
y quinta, sí, ésta también, partes de la saga no existen, es un producto de su
imaginación. Cuando se estrenó la primera parte de la saga, definió un nuevo
nivel de energía para el cine de aventuras; fue un descubrimiento delirante.
Pero Spielberg no tenía forma de superarse, y quizás sea mejor que "La
última cruzada" sea, como reza su título, la última película de Indy.
Recuerdo que, para explicarle lo que es una -magistral- elipsis visual,
utilizaba la soberbia escena donde el villano de turno le colocaba su
característico sombrero Fedora al joven Indy, inclinándole la cabeza, para
pasar posteriormente a levantar la cabeza con la misma Fedora, ya adulto, para
recibir un puñetazo buscando la cruz que había encontrado, y se la habían
robado ("tiene que estar en un museo") en 1912. Así se cierra el
bucle, de esa manera tan elegante. Con la recuperación de esa joya robada.
Éste año, por su cumpleaños, le regalé un Blu-ray del "Romeo y
Julieta" de Prokofiev, un libro de danza y literatura para intentar
ver qué, a pesar de muchas, muchísimas dificultades, sigo sus estudios.... Y
una réplica que encontré en Amazon del diario de Connery, exacta al original
(con autógrafo incluido de Adolf Hitler, cómo de bien se lo pasaba Olivia en
ese momento) y otra réplica del Grial que da la vida eterna, no una copa de oro
y joyas, sino la humilde copa de madera de un carpintero, como adivina Henry
Jones Jr. Espero lo haya recibido y quizá, sólo quizá, recuerde algún momento
bonito con su padre en el pasado. Quizá hasta recuerde su tarareo del tema
inmortal de John Williams. Ya sabéis, es una simple cuestión de fé (arrollidate
ante el Señor!!!). O, si vuelve a verla, se ría con una sonora carcajada viendo
a Connery soplar, atado, el incendio que él mismo ha provocado. Quizá, sólo
quizá, vea de refilón a su padre, aquél que llaman biológico, que no se llama
Indiana por el nombre de su perro.
Si la recuerdo ahora, porque sin mi hija no quiero volver a verla, siento un
verdadero deleite, porque las recientes películas de escapismo de Hollywood se
han vuelto demasiado hastiadas y cínicas, y he perdido la sensación de que
puedes tropezar con aventuras asombrosas simplemente yendo de excursión con tu
tropa de scouts. La secuencia inicial de ésta tercera película de Indiana Jones
es la única que parece verdaderamente original; o quizás debería decir que
recicla imágenes de novelas pulp y series de los años 40 que Spielberg no había
tomado prestadas antes. El resto de la película no sorprenderá a los estudiosos
del profesor Jones, pero ¿cómo podría sorprenderlos?. Las películas de Indy ya
han definido un mundo familiar de acrobacias mortales, persecuciones
magistrales, humor irónico y la búsqueda de objetivos imposibles en lugares
impensables, casi como un James Bond nada artificioso y completamente
analógico, más heredero de Scaramouche que de 007.
La novedad esta vez es cómo Spielberg desvela parte del pasado del personaje
de Jones. Descubrimos su verdadero nombre y conocemos a su padre, el
profesor Henry Jones Sr., interpretado soberbiamente por Sean
Connery. Al igual que los padres de los cuentos clásicos para niños, el Dr.
Jones no es tanto un padre como un aliado adulto, un amigo mayor que carece de
tridimensionalidad porque los niños no pueden ver a sus padres en esa
complejidad. La indiferencia de su padre ante la pura aventura parecía o bien
piadosa o bien demente, y Connery se divierte con los dos mismos elementos,
juzgando (hasta el reencuentro final donde se reconocen de nuevo) severamente a
su hijo.
Harrison Ford vuelve a ser Indiana Jones, y lo que hace parece tan
sencillo, tan inexpresivo, que pocos actores podrían mantener una presencia tan
directa y creíble en medio de semejante caos. Después de que el joven Indy
descubre la misión de su vida en las primeras escenas, la historia central
transcurre años después, cuando el Dr. Jones Padre (el mayor experto mundial en
el Santo Grial) es secuestrado por delincuentes convencidos de que conoce el
secreto de dónde se esconde.
Indy, trabajando con el mencionado cuaderno de notas, dibujos y tablillas de
su padre, sigue una pista desde América hasta las catacumbas acuáticas llenas
de ratas y tumbas bajo Venecia (que en realidad, ay, no existen, ya se lo digo
yo), y luego a los desiertos de Tierra Santa, donde hay una sensacional escena
de persecución con un gigantesco tanque blindado nazi.
Lo acompaña en su misión la Dra. Elsa Schneider ( Alison Doody ),
una historiadora de arte a quien conoce en Venecia. Pero el personaje resulta
decepcionante tras la carismática Karen Allen de la primera película, e
incluso la sensualidad de Kate Capshaw en la segunda.
Spielberg diseña varios escenarios elaborados, con esa fotografia pulp, y la
dirección artística luce genial en la escena con un zepelín y el escape del
dirigible y posterior persecución del avión.
Sí hay algo de decepción después de ver esta película, es porque nunca más
volveremos a sentir la sorpresa de que este material parezca nuevo. "En
busca del arca perdida", ahora más que nunca, parece un punto de
inflexión en el cine de entretenimiento de escapismo, y Spielberg no tenía
forma de renovarla por completo hoy en día. Lo que hizo aquí es tomar muchos de
los mismos elementos y aplicar toda su habilidad y sentido del humor para que
funcionen una vez más. Y lo consigue.
Yo tampoco volveré a sentir la sorpresa y entusiasmo de verla por primera
vez con mi hija, mirándome cómplice y buscando mi risa acompañándole.
Es fantástica.Me encanta cuando Henry Jones se reencuentra en el tanque con Marcus Brody y hacen su viejo saludo universitario...pero como "En busca del Arca Perdida" no hay nada...la aventura x excelencia, y atemporal..se sigue viendo y el tiempo no la ha hecho daño.
ResponElimina.Es fantástica.Me encanta cuando Henry Jones se reencuentra en el tanque con Marcus Brody y hacen su viejo saludo universitario...pero como "En busca del Arca Perdida" no hay nada...la aventura x excelencia, y atemporal..se sigue viendo y el tiempo no la ha hecho daño (reprise)
ResponEliminaHola querido Koto! Si, el que citas es también un gran momento de comedia entre dos grandes actores.
EliminaSi, el arca conlleva más fieles, y hasta se referencia en ésta tercera que comento y en el principio de la 4, señal de su iconocidad. Yo no voy a decir cuál es mejor, porque si has leído lo narrado, hay sentimientos y recuerdos por medio que me hacen ser subjetivo.
En todo caso, después de las (injustas) críticas al Templo Maldito, Spielberg y Lucas repiten el esquema del arca, con la salvedad de reforzar quién es Indiana y qué lo ha convertido en lo que es. Y de ahí el magnífico prólogo, un corto dentro del film con mucho slapstik y el (muy) carismático Sean Connery, que me atrevería a decir le roba la peli a Ford.