LA HERMANA MEDIANOCHE YA NO ESTÁ ABURRIDA (Sitges'24, empoderándose con rabia)
1) SISTER MIDNIGHT (de Karan Kandhari, Reino Unido - India - Suecia, hablado en hindi, 2023) ***
Éste film, que concursó en la Sección Oficial, es una comedia negra - fantástica dirigida y guionizada por Kandhari, de origen indio-britanico, en su debut en el largo. Y, añado ya, para conseguir captar su interés en ella, una película, mordaz, macabra y deliciosamente extraña, ambientada en la India y financiada por el Reino Unido. Ésta "Hermana Medianoche" es un retrato audaz, salvaje e inmensamente entretenido de una recién casada que se siente extraña y desconcertada en su matrimonio concertado. Una pequeña anomalía en el género que destroza la ¿sagrada? institución del Matrimonio en la lejana India. Esa institución y varios prejuicios más. ¿Y por qué es anómala? En una época en la que incluso las películas más atrevidas parecen cocinadas para su fácil digestión, "Sister Midnight" se niega a ser simplemente consumida, a ser categorizada y, lo más importante, a ser domesticada. Esto es lo más importante que deben tener en cuenta. Y, a pesar o gracias a ello, se estrenó con gran éxito en Cannes el año pasado y fue nominada a cuatro premios British Independent Film (Bifa) y al Bafta por el mejor debut al director británico. Recordad, puro cine independiente en hindi.
Así, el film no moraliza, no se esmera en presentarnos una solución. Nuestra protagonista es un fallo dentro de la domesticidad patriarcal. Y, como todas las grietas verdaderas, «arreglar» el sistema no está en el horizonte. Uma quiere romperlo.
Éste " Sister Midnight" de Karan Kandhari, antes director de videos musicales, es un film que se disfraza de comedia (muy noir, como decía) mientras desvela la realidad misma de la protagonista, juzgada, observada y ninguneada desde el primer momento. Sí, ya sé que ya hemos visto otras sátiras sobre el matrimonio concertado y las fantasías feministas de venganza. Pero Kandhari crea algo mucho peor (y más sabroso para el espectador): una obra de puro absurdo existencial, donde la identidad y la tradición implosionan en un glorioso caos de sangre, sudor y cabras en ¡stop-motion!.
En el centro de la trama se encuentra Uma (Radhika Apte, estrella de Bollywood y todo un hallazgo, que ya coprotagonizó con Dev Patel la película de Michael Winterbottom "The Wedding Guest") una recién casada arrojada al caos de los barrios marginales de Bombay desde su pueblo de provincias y abandonada / desconcertada por su marido, Gopal (Ashok Pathak). Desde el principio, la película se niega a caer en los clichés sentimentales habituales de una mujer oprimida que lucha. Uma no quiere ser esposa, ni sabe cómo serlo. Pero tampoco desea ser una mujer «liberada» como entendemos en nuestra sociedad occidental. Todo lo contrario: se deteriora, se desintegra y muta. Su aburrimiento se transforma en algo grotesco; su frustración marital se expresa a través de impulsos carnívoros.
Ambientada en Bombay, vemos cómo llegan a la ciudad el reciente matrimonio. Ambos son personas muy peculiares, considerados inadaptados sociales por sus vecinos, que pronto propagarán rumores groseros sobre su condición de "tontos del pueblo". Aterrados por su repentina situación de convivencia y (parece) nada preparados para una "normal" convivencia, forjan poco a poco una conexión espinosa y divertida por extraña: Gopal consuma su matrimonio con un rápido apretón de manos, cuando ella intenta seducirle. La fábula feminista, oscura y mordaz la convierte en una película maravillosamente impredecible: Es un comienzo incómodo; ella no es la esposa doméstica que él podría haber deseado, mientras que él es dócil y está más interesado en la bebida que en relacionarse con ella. La opresiva choza de una sola habitación donde está confinada, absorbiendo los sonidos y olores de Bombay a todas horas, solo acentúa la emoción que está fuera de su alcance. Para Uma, dormir a la intemperie (cosa que hace en dos ocasiones) es preferible a estar allí. Desilusionada con su nueva vida, Uma encontrará su independencia aventurándose a explorar la ciudad.
Incómoda con su nuevo rol al frente de una casa, Uma se muestra franca, desdeñosa y malhablada; rasgos que la convierten a la vez en una marginada del vecindario, un misterio para su nuevo esposo y una protagonista seductora para el público. Aunque pide ayuda a su sensata vecina (Chhaya Kadam, que le enseña cocina), Uma se aburre y frustra con su nueva vida, buscando aventuras (y empleo) más allá de la opresión social, las costumbres y la indiferencia de Gopal ante sus incómodas insinuaciones sexuales. Siguiendo sus instintos, y cambiando totalmente el tono y trama del film, evitando el bullicio diurno y aparentemente imperturbable, Uma comienza a vagar somnolienta por las calles nocturnas de Bombay. Allí, encuentra compañía con un grupo de trabajadoras sexuales trans lideradas por Aditi (Navya Sawant), quienes perciben la alienación de Uma y le ofrecen su primer sentimiento de comunidad en la ciudad.
Pero pronto, la insaciable sed de Uma por más sensaciones, se vuelve inquietantemente literal, y a pesar de su resistencia a impulsos repentinamente animalescos, es aquí donde la película realmente se vuelve sangrienta, inclinándose hacia el terror no grotesco e incluso al surrealismo. ¿Será el comportamiento de Uma obra de una maldición?. ¿O ha tenido éste ansia dentro de ella desde siempre?. En realidad, parece una misteriosa enfermedad (relacionada con una caja de la que no desvelaré nada) que obliga a Uma a adoptar métodos, digamos, poco convencionales, para saciar su ya mencionada sed de independencia, lo que la convierte en una criatura inesperada de instintos salvajes y la convierte en una nueva especie de animal feroz.
La decisión estética más impactante de la película —el uso de la animación stop-motion para representar sus alucinaciones ¿o no?— señala una ruptura en la estructura de su mundo. Aparecen cabras, los pájaros convulsionan y mueren (solo para resucitar y morir de nuevo), y su pequeño espacio doméstico comienza a comportarse como una casa embrujada. Éstos momentos revelan algo más inquietante que el descenso de Uma a la locura: insinúan que la locura misma podría ser la única respuesta razonable a su situación. Si el matrimonio tradicional es un guion transmitido de generación en generación, el arco argumental de Uma equivale a prenderle fuego a todo el sistema. Digamos que los únicos placeres carnales que le resultan atractivos son los seres vivos (aves, algunos animales más grandes) que devora y desangra. El hecho de que sus víctimas tengan tendencia a revivir (representado mediante la mencionada animación stop-motion, que hubiera necesitado de un presupuesto más amplio, o podría ser una apuesta por lo cómico en su aparentemente chapuza) añade una excentricidad aún más macabra, salvaje y, si me lo permiten, optimista a la historia. Éste, en definitiva, es el retrato de una mujer que es rechazada por su incapacidad de encajar en las expectativas de sumisión y pasividad de la mujer en esa rutinaria sociedad "urbana" (las tendencias vampíricas tampoco ayudan, claro), pero que eventualmente encuentra amigos entre sus compañeros/as marginados, como las ya descritas trabajadoras sexuales que rondan las calles de la ciudad por la noche, además de la manada de cabras-zombis-animadas. Ojo, no es estrictamente un camino hacia lo monstruoso, es un camino francamente hilarante de supervivencia, practicidad y curiosidad personal.
La negativa de Kandhari a ofrecernos una narrativa clara es lo que hace de Hermana Medianoche una película tan emocionante y desestabilizadora. No permite que Uma (Apte, una hábil comediante física, ofrece una actuación que es una maravilla infinitamente expresiva) se "empodere" como el cine más convencional exige a sus protagonistas femeninas. No es ni heroína ni antihéroe, ni monstruo ni mártir.
Kandhari opta por centrarse en la narrativa visual en lugar de depender de la palabra hablada. Esto logra varios objetivos. El diálogo escaso —los primeros diez minutos, aproximadamente, son prácticamente silenciosos; las conversaciones entre marido y mujer no pasan de ser superficiales— enfatiza la sensación de aislamiento de Uma en su nueva vida. También le da a Apte el espacio para mostrar su notable habilidad, casi keatoniana, para extraer humor incluso del gesto más insignificante. Mantiene el cuerpo torpemente, con los brazos rígidos en sus brazaletes ceremoniales de boda, que parecen adecuadamente grilletes, y los hombros tensos como una percha. Es como si la extrañeza de su condición de mujer casada se hubiera infiltrado en su físico, y se siente incómoda en su propio cuerpo, como si tuviera un síndrome inquieto pero sin receta de Rivotril. Más tarde, cuando recupera la confianza y empieza a caminar por la ciudad nocturna, cada paso furioso y fuerte se siente como un reproche a su marido borracho y decepcionante.
La representación de Bombay en la película es igualmente desobediente a los cánones: el lugar más poblado del mundo durante el día, pero después de la medianoche, es un auténtico pueblo fantasma (lo apuntaba el mismo director en una entrevista ). La ciudad de "Sister Midnight" no es la ciudad de ensueño fetichizada por Bollywood, ni el sombrío paisaje de barrios marginales de la pornografía de la miseria. Es caótica pero vacía; sofocante e inmensa.
En el acto final de la película, "Sister Midnight" ha abandonado toda pretensión de convencionalismo y recursos fáciles para un desenlace acomodaticio. Es una grieta en el espejo y estructura.
La cámara se deleita en centrar su encuadre, siempre preciso, a menudo mirando directamente, o incluso ligeramente desviada del objetivo. Uma aparece repetidamente encuadrada con una mezcla de luces y sombras, con la mitad de su rostro visible y la otra oculta, decisión que aumenta su propia temática. Lo mismo ocurre con el montaje de Napoleon Stratogiannakis, el diseño de producción de Shruti Gupte, el uso del color rico y saturado (filmada en 35 mm), con una iluminación exquisita y, además, una banda sonora, impactante, que incluye baladas camboyanas, Buddy Holly, Iggy Pop, country y hard rock, un poco a la manera de los Coen Brothers. "Sister Midnight" se rebela discretamente contra las reglas arbitrarias del cine para crear una voz y un estilo elegante y seguro de sí mismo, y a la vez muy poco convencional.
En resumen, una película magistralmente sencilla y a la vez completamente original, fresca en su lucha contra las convenciones, perturbadora, impredecible e hilarante (una escena con el cadáver de una cabra, un montón de basura y un transeúnte desprevenido me hizo reír a carcajadas, al igual que un montaje de las ridículas y repetidas disculpas de Uma, un desternillante intento de mantener un mínimo de decoro en medio de sus sangrientas persecuciones). Un triunfo de la comedia de terror para y por los bichos raros, para los incomprendidos, los personajes reprimidos que intentan encontrar maneras de explorar sus deseos sin tener una turba llamando a su puerta (admitámoslo, eso es aún difícil en cualquier sociedad). Es un film ambicioso, pero en la forma sencillo. Es cierto que tiene tantas tramas que contar que algunas abandona en su afán por retomar otras nuevas. Esto no es un problema en sí mismo; es un bienvenido respiro del ciclo de trabajo doméstico que se desgasta ya en su primera mitad. También se podría argumentar que contiene una inconsistente caracterización de Uma, cuyo comportamiento y actitud cambian tan drásticamente que desemboca en ésta 'Hermana Medianoche'. Personalmente lo achaco al intento de condensar demasiado, en un montaje rápido y electrizante (con frecuentes cortes duros a negro que indican el paso de uno o dos días) que intenta abordar demasiadas ideas y giros sorprendentes, que, créanme, son muchas, pero al mismo tiempo te mantiene enganchado. A pesar de esas ínfimas quejas, sólo me queda aplaudir a Kandhari por su entusiasmo y coraje de "abrir" su película y transformarla en algo completamente diferente, que no teme asumir algunos riesgos adicionales y mantiene la coherencia consigo misma para transmitir sus mensajes con su propia excéntrica forma, ya que el director deja mucho espacio para la interpretación. Nada masticadito, nada digerible. Una mezcla que puede recordar a Wes Anderson o Jim Jarmush, pero con un estilo absolutamente propio.
Quedamos a la espera de la segunda peli de su prometedor director.
Entonces empieza como sátira dl matrimonio concertado y acaba a si misma descubriendo su lado bizarro- punk...y q pasa con su marido? Se lo come también? Salu2. Gracias x la critica
ResponEliminaBienhallado, querido Koto! Bueno, sí que hay una sátira inicial pero luego tira a lo bizarro. La sátira social se convierte en mutación individual, entre vampírica y carnívora, pero bastante bien amargado. Cómo me pides SPOILERS, te contaré que el pobre marido (porque da hasta pena) sobrevive a los nuevos impulsos de su mujer insatisfecha. Y todavía no está en streaming.
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