2073, LA PELI QUE TE DARÁ
BAJUNA (Sitges'24, actuar
o no actuar)
1) 2073 (de Asiaf Kapadia, Reino Unido, 2023) **
Ésta docu-ficcion, dirigida y
co-guionizada por el muy prestigioso Asiaf Kapadia, primero galardonado por su
primer largometraje, 'The Warrior', en 2001, un drama ambientado
en la India feudal y después autor de documentales de culto y masivamente
vistos como "Senna" (donde consigue, con cierta manipulación
pero sin mentir, una trama con héroe y villano - Alain Prost -), "Maradona",
el multipremiado "Amy" y otro sobre los últimos momentos
tenisticos de Federer; estuvo presente en la 'Sección Oficial' en
vez del 'Documenta Sitges'. Y me quedé con ganas de hacerle una pequeña
entrevista, pero no pudo ser. Éste audaz y sombrío híbrido de docudrama sobre
la crisis futura (en realidad presente) no está tan bien engarzado cómo
pretende el director, que en sus entrevistas siempre cita al mediometraje
'La Jetee' de Chris Market, lo cual me parece cogido con pinzas, ya que ese
referente se antoja inalcanzable para el autor.
Aunque su forma es admirable, '2073'
deja al espectador con la abrumadora sensación de que ya se nos acabó el
camino. El mundo ya colapsó. El film intenta ser una advertencia para cada uno
de nosotros. ¿Aún podemos cambiar el presente para evitar ese futuro?. ¿Debemos
ser activistas YA?. Realmente es el film más deprimente del año. Porque puede
parecer, saliendo del cine, que ya no hay esperanza posible.
Samantha Morton (brillante guiño
a la precognitiva que interpretaba en 'Minority Report', a modo de
Cassandra en la antigua Troya) protagoniza el audaz pero sombrío híbrido
de docuficción de Asif Kapadia sobre una crisis futura. Esta película combina
material de archivo real y entrevistas originales con una narrativa distópica
ficticia para lanzar una advertencia alarmante sobre un desastre global
inminente, desastre que en el film ya ha sucedido. Lo que pasa es que la mínima
trama argumental es tan floja y nimia que podría suprimirse sin más, quedándose
en un documental muy ambicioso, que intenta abarcar mucho y que casi no se
detiene para reflexionar y engarzar correctamente los diversos males que trata.
Pero comencemos desde el
principio: En el presente de la película, el año 2073, una mujer conocida solo
como Ghost (Morton) vive en las profundidades de unos niveles subterráneos de
lo que una vez fue un centro comercial en o cerca de San Francisco (ahora
capital de los EEUU, ubicación que insinúa un futuro donde Silicon Valley y sus
multimillonarios tecnológicos como Elon Musk han alcanzado la hegemonía, en
alianza con líderes políticos autoritarios, véase Putin), pero ahora es un
campamento de ocupantes ilegales. Sobre la tierra, la atmósfera es casi
respirable en el clima árido, pero las cámaras de vigilancia en todas partes
observan los movimientos de todos. Estamos en un estado policial donde la gente
puede "desaparecer" sin más . Nuestra protagonista se esfuerza por
sobrevivir, huyendo de la red y los drones, tratando de entender lo que
hicieron las generaciones anteriores (nosotros) para que el mundo se derrumbara
de una forma tan brutal. Traumatizada por los eventos de su infancia,
particularmente la misma desaparición de su propia madre, Ghost es
selectivamente muda desde que experimentó la conmoción de ver cómo los
poderosos secuestraban y se llevaban a su abuela. Lleva consigo un libro roto y
elocuente, "La autobiografía de Malcolm X". Pero su voz en off actúa
como una guía a la historia reciente mientras explora lugares prohibidos en la
superficie, como bibliotecas o habitaciones llenas de taxidermia y troncos de
secuoyas que hacen una clara referencia visual al Museo de historia Natural en
la ya mencionada 'La Jetée', todavía hoy una peli de vanguardia y
referencia hecha con fotos fijas y que tuvo su particular remake - muy
inferior - en "12 monos".
Asif Kapadia, el genio del documental biográfico, y su co-guionista Tony Grisoni inauguran su película semificticia '2073' con una lluvia de imágenes documentales: Incendios forestales, inundaciones y otros desastres naturales similares marcan la pauta, mientras vídeos de policías y antidisturbios protagonizan actos de violencia urbana. Inmediatamente después, viene la ficción: han pasado casi 50 años desde algo llamado "El Evento" y estamos en el futuro: el año 2073.
Circunstancias distópicas y
reales sociopolíticas irrumpen en la pantalla en forma de informativo
(que contiene, de fondo, el único momento divertido de sus 85 minutos: "La
presidenta, Ivanka Trump celebra su 30 aniversario en el poder") que
muestra mucho material que es lo suficientemente escalofriante sin
alteraciones: casas que se llevan la flotación en inundaciones, incendios
forestales, el calentamiento global, brutales arrestos policiales, disturbios y
Mark Zuckerberg tratando de recordar parpadear... Los mismos dictadores
actuales recurren en una confusión de discursos de odio y alarmismo: Modi, Xi,
Maduro, Duterte, Bolsonaro, Orban, Putin... la pandilla está toda aquí. Los "tech-bros"
de Silicon Valley se posicionan como los cerebros malignos de todo esto:
Zuckerberg, Musk, Thiel, Murdock, Steve Bannom y Bezos están todos manchados de
alquitrán y plumas como los tahúres del western. Las técnicas de reconocimiento
facial (los drones que capturan a la disidente Ghost); la IA que se considera
un importante detonante del declive mundial; matanzas étnicas; ciudades
de Gaza, Irak, Ucrania destrozadas; Trump de nuevo reelegido (otra premonición
cumplida); Traficantes de drogas e incluso consumidores de drogas recibiendo
disparos en las calles de Manila o Filipinas, la represión y el asesinato
de musulmanes en la India sin consecuencias, Nigel Farage y el voto del Brexit;
Priti Patel en una conferencia conservadora anunciando alegremente el “fin de
la inmigración"; el gobierno chino utilizando el 11 de septiembre como
excusa para encarcelar a millones de uigures musulmanes sunitas en China;
Uganda; Ecuador; la vigilancia masiva tecnocrática, el autoritarismo
antidemocrático, la migración global y las crisis sanitarias...la lista
continúa... El pasado se reconstruye con imágenes de aproximadamente 60 países
diferentes. Pero todos estos factores y personalidades que predicen el
apocalipsis no están lo suficientemente entrelazados en ésta presentación. En
cambio, asumiendo la carga de la explicación, un grupo de comentaristas como
Rana Ayyub, Carole Cadwalladr y James O'Brien ofrecen sus análisis, como tantas
Cassandras de 2024. En particular, Kapadia se apoya en la deslumbrante
persuasión de la aguda periodista filipina Maria Ressa, conectando
brillantemente esos puntos dispersos.
Y sí, hay un tono inevitablemente
sermoneador y grandilocuente (e izquierdista, claro, que entiendanme, no es un
demérito, lo que pasa es que, irónicamente, '2073' muestra
todos los cánones estéticos y los problemas paranoicos de cualquier documental
basado en ideologías conspirativas difundidas por la extrema derecha que Asif
Kapadia intenta denunciar) que, en mi opinión, perjudica al proyecto,
interrumpiendo constantemente algo que vale la pena para intercalar esa ficción
sin sentido para luego recuperar el docu en sí para insistir en los mismos
puntos. Ghost y su 2073 otorgan al conjunto una sensación sórdida y
conspirativa cuando no hay nada de ello en las imágenes reales y entrevistas:
solo hechos económicos y políticos claros, simples, generales y necesarios. Hay
un gran documental ahí, uno que entiende ese potencial y, al mismo tiempo, se
empeña en resaltar la estética futurística y feista que, narrativamente, resulta
inconexa. Si tenemos en cuenta esas dos miradas irreconciliables en la forma y
fondo, estamos ante una mirada torpe en forma de batiburrillo a un futuro y
presente inquietante.
Si dejamos atrás la ficción,
Kapadia brilla como documentalista. La red de conexiones que teje entre
gobiernos corruptos, violaciones masivas de derechos humanos, avances en la
vigilancia global, titanes de la tecnología y similares no solo es atractiva e
informativa, sino que también inspira a la acción. Sin embargo, lo que no anima
mucho a la misma es el desdén que sigue a su pobre y descuidada ficción. El
estribillo de advertencia ("Nadie hizo nada para detenerlos") aparece
como un panfleto, una súplica condescendiente en lugar de un tema de
conversación e interacción crítico para adultos maduros e inteligentes.
No hay razón, al contrario, es
emocionante que un gran documentalista, que ha dedicado casi toda su carrera a
piezas biográficas, no se dedique a algo nuevo. Pero sorprende que no funcione
del todo. Los elementos documentales son fantásticos; no hace falta volver a
2073, que carece de interés y me atrevería a decir que de la
financiación necesaria para que formen un todo.
Cuando la película se centra en
pequeños fragmentos de material de archivo (montados velozmente y de manera un
tanto confusa por Chris King y Sylvie Landra) para explicar cómo el auge global
de las autocracias hizo posible este futuro, el ajuste narrativo con las
entrevistas resulta un tanto incómodo. Entrevistadas como la periodista
filipina ganadora del Premio Nobel Maria Ressa, ya mencionada, o la periodista
de investigación india Rana Ayyub hablan como si se dirigieran a alguien fuera
de pantalla, presumiblemente a Kapadia, como en un documental más convencional.
Algunos colaboradores solo se escuchan en voz en off, como los comentaristas
Anne Applebaum, George Monbiot y Ben Rhodes, quienes aportan observaciones
concretas que apenas tienen oportunidad de resonar antes de que pasemos a la
siguiente trama. Eso sucede porque mientras muchos documentales en los
últimos tiempos tienden a centrarse en una sola cosa catastrófica que sucede en
el mundo, como la crisis climática ('Una verdad incómoda'), el auge no
regulado de las redes sociales y la tecnología dudosa pero legal, o los
estúpidos y malvados multimillonarios y la IA, '2073' intenta
unirlos todos. Resulta fácil deducir todos estos problemas están relacionados
entre sí, pero la película nunca disminuye la velocidad lo suficiente como para
extraer las conexiones claramente. Eso hace que el triunfo final de un aparato
estatal represivo parezca tan inevitable como la predecible tortura de Ghost
capturada por ese sistema que intenta evitar moviéndose en sus márgenes.
El prisma moralista de '2073' responsabiliza
a la humanidad de todos sus fallos, principalmente por su inacción, lo que la
convierte en una película incómoda de ver. Es inevitable admirar el compromiso
de Kapadia con un cine que inspira malestar, su negativa a terminar con una
falsa esperanza, para motivar al público a hacer algo, lo que sea, para
detener todo esto. También es lícito pensar que algunos espectadores se sientan
apabullados e indefensos. Cuesta decirlo, porque su intención es noble, pero
tampoco nos cuenta nada nuevo. Más bien bombardea al espectador con lo horrible
que es todo. La extensa narración trata de abarcar demasiado, diluyendo su
enfoque y socavando su mensaje. En última instancia, el enfoque fatalista de la
película deja poco margen para soluciones esperanzadoras. Si quiere mantener un
mínimo de fe en la humanidad, mejor no vea esta película. Si no quiere
autoengañarse, véala para desear que '2073' ayude al menos a
algunas personas a reconsiderar su voto, su consumo y el futuro, aunque parezca
que nuestras esperanzas (tercera vez que repito la palabra en el párrafo, creo
es muy reveladora) son escasas. Haciéndome un autoguiño a lo repetitivo que se
vuelve el conjunto, el film adopta un enfoque confuso al mezclar el pasado, el
presente y el futuro, la realidad y la ficción. Es un equilibrio complejo, que
la película no siempre logra, entre lanzar una advertencia y jugar con terror
existencial; entre impulsar al público a la acción y hundirlo en la
desesperación. Es cierto que si hubiera incluido un cierre fácil, habría
evitado que los espectadores tuvieran que lidiar con su tesis. Como dice el
tráiler de 2073 : "Esto no es ficción. Esto no es documental.
Esto es una advertencia". Eso sí, parece que su creador crea que con
"sólo" un documental que intente abarcar demasiado no llegará tan lejos
como añadiendo una trama de ficción. ¿O lo hace para superar el
"circuito" de los documentales?.
Cómo ya he intentado señalar,
todas las constantes referencias a la catástrofe inminente, la visión
apocalíptica de la tecnología regida por unos pocos...el mundo como un lugar
donde no puedes confiar en nadie... Todos estos elementos son comunes a las
ideas libertarias y populistas que Kapadia critica. Lo que prevalece en los
flashbacks que nos transportan desde 2073 hasta la actualidad es el
sensacionalismo, como si las únicas fuentes capaces de informar sobre el mundo
actual fueran CNN o Fox News. Todas las masacres y hechos atroces que presenta,
están vistos a través de ojos occidentales donde no cabe el más mínimo atisbo
de análisis histórico, en una mezcolanza angustiosa que acusa al público de
inacción. Intenciones loables, pero que podían encontrar cabida mejor en una
miniserie. Kapadia, cuyo talento está fuera de toda duda, cae en el error de
algunos directores novatos: contar demasiadas cosas por si no puedo rodar un
segundo film. Y, Asiaf, ¡te quedan muchos por hacer!.
Sin duda, la película es
implacable y furiosa, ya que expone sin piedad las innumerables distopías
reales que vivimos y toleramos actualmente: decir que '2073' es una
película desoladora sería quedarse corto. Quizá estos horrores resulten nuevos
para algunos, pero Kapadia aborda pocas cosas que no se hayan dicho antes de
diversas maneras. Cabe argumentar, si acaso, que la propia política de la
película es algo ambigua; diríase muy insistente en mantener la integridad del
Estado-nación para una película tan interesada en su violencia y sus fracasos.
El mensaje contundente de éste
moderno '1984' (que tampoco ofrece salidas ni respuestas fáciles ni
esperanzadoras) es que la democracia está en juego y ya es más tarde de lo que
creemos para evitarlo... Kapadia es un artista cineasta más que poeta, pero aun
así podría utilizar la famosa frase del poeta y soldado británico Wilfred Owen:
«Hoy en día, un poeta solo puede advertir». Sólo nos queda cuestionar el
sistema, resistir la opresión y mantener viva la memoria colectiva. Puede que
la lucha llegue demasiado tarde para cambiar el curso de los acontecimientos,
pero a lo mejor el primer paso para evitar este futuro distópico es enfrentar
las verdades incómodas de nuestro presente.
Aunque la ejecución tiene
altibajos, las intenciones son bienintencionadas, pero como objetivo de un
mensaje, es demasiado amplio. Habría sido mejor centrarse en un aspecto
específico del problema y profundizar en él, haciéndolo más
"digerible".
Y, si me lo permiten, me gustaría
acabar con dos preguntas y respuestas de Kapadia en una reciente entrevista de
promoción, de 'Variety', y que ilustra muy bien las intenciones, fallidas o no,
del autor:
Cómo diría Palpatine: "seguiremos atentamente sus progresos". ¡Y sus predicciones, que resultan ser acertadas!.
Todas todas las pelis futuristas siempre nos hablan d un futuro distópico y nada halagüeño...q son críticas a la sociedad y al hombre...xq los males del hombre son endémicos y siempre existirán....suerte q la Agenda MMXXX lo arreglará todo.....
ResponEliminaPues mira, querido Koto, como frikis del fantástico que somos, no logro recordar, en cine, ninguna distopía que mejore en algo el mundo en el que vivimos. Tienes toda la razón. Ninguna. Si acaso, "2001" donde el hombre se va deshumanizando y evoluciona, si eso puede ser llamado final feliz.
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