L'EDIFICI
La lotería
22 de
diciembre de 1954, es el día de la lotería. Y él iaio Joan ganó la lotería, 3er
premio, boleto comprado en Poblenou. Más contento que unas pascuas, bueno, pues
que ese día empezó a ser la madre de Cristina, vamos que la chispa de la vida hizo
acto de presencia. Y a los 9 meses nació Rosa 🌹
y a los 20 nació Cristina. Nació rica porque con el dinero 🤑 de la lotería él iaio Joan compró un edificio 🏛️ en Poblenou, todo entero. Solar, paredes, ventanas, techo y
todo lo demás. O sea que Cristina lo herrdaría en su día.
Y llegó
ese día y heredó tu todo. Pero los pisos eran de alquiler de renta antigua y
casi no pillaba, si no que todo lo contrario y casi con las reparaciones que
tenía que hacer perdía dinero. O sea que se mal vendió el edificio a un fondo
buitre.
Windy
Mi edificio (basado en una
historia real)
Subió
el último tramo de la escalera que llevaba a lo que había sido su casa
resoplando por el esfuerzo.
Recordó
con pesar cuando subía los peldaños de dos en dos sin faltarle el aliento.
¿Cuánto
hacía? ¿Treinta años? ¿Más??
Llevaba
queriendo ir a despedirse del hogar de su juventud desde que ingresó el
geriátrico y cuando se enteró de que iban a demoler el edificio, se armó de
valor para regresar.
Ya sólo
quedaba un esqueleto de hormigón y hierros oxidados.
Ninguno
de sus vecinos de entonces la había sobrevivido, ni tampoco nadie de su
familia, puesto que no había tenido hijos ni tenía sobrinos.
Sus
recuerdos de aquel lugar morirían con ella.
Acarició
con nostalgia la barandilla recorriéndola con la mirada, con la vana ilusión de
encontrar aquellas pegatinas de estrellas fosforescentes que había pegado allí
hacía cuatro décadas.
Se las
regaló él en su primer cumpleaños juntos porque decía que ella había iluminado
su cielo oscuro.
¡Que
frío hacía! Casi tanto como aquel febrero de 2006 que cambió su vida para
siempre.
De
hecho, el frío tuvo la culpa.
Había
estado saliendo prácticamente a diario con aquel chico que nunca se cansaba de
estar con ella y cuando se despedían en el vestíbulo, aún se quedaban un buen
rato más, charlando de mil cosas, a pesar del frío paralizante y de la
constante ir y venir de vecinos.
Así que
ella le propuso subir al "cuarto de máquinas", en el piso de arriba
del suyo donde no llegaba el ascensor, las corrientes de aire gélido, ni los
vecinos curiosos.
Ella
nunca había tenido novio y no quería complicarse la vida con eso, ni poner en
riesgo aquella amistad tan perfecta adentrándose en el proceloso mundo de las
relaciones amorosas. Se lo había dejado claro infinidad de veces.
Pero él era terco y Cupido tenía sus propios
planes aquella noche del 13 de febrero.
Pily Martín
MI SANGRE EN SUS PISOS 3 y 4
Del edificio emanaba mi sangre, sudor, lágrimas, tiempo y salud. Yo era uno de
los esclavos que pululaban sus venas.
A
menudo trabajaba en sus salas de Marketing, otras me enviaban a las calderas.
Contribuía a mantenerlo en buen estado, a que su incesante apetito quedase
saciado y luciese en buen estado. En la plaza Tetuán hay mucha competición de
edificios, y la gente que habita en su interior por un mísero sueldo son
responsables de su cotización en bolsa.
Mis
mejores años se quedaron en él. Inmisericorde, nunca me dio las gracias. Al
contrario, parecía que se las tenía que dar yo por dejarme trabajar en su
estructura.
Hice
buenos compañeros esclavos, pero, cuando los siervos se independizan o
enferman, dejan de verse porque siempre se cierne sobre ellos la sombra del
edificio que quieren dejar atrás.
Alguna
vez he pasado cerca suyo, imponente, grandioso. Pero evito mirarlo y, mucho
menos, entrar en él. No sea me reclame de nuevo y yo, por la costumbre que
nunca se pierde, vuelva a entrar en él. Otros 22 años vegetando en él. A su
servicio, como tantos otros.
Fue
culpa mía. Otros y otras se liberaron de su yugo antes, fuertes, decididos, sin
mirar atrás. A mí, el miedo me atenazaba, la falsa seguridad me retenía. Hasta
que toda mi vida pareció girar en torno al edificio.
Y, al
final, sustituí un lúgubre edificio por uno aún más grande donde, dicen, se
impartía justicia.
Y seguí
sudando sangre. Muchos años ya. De edificio en edificio.
Juanmi, "el que voló sobre el nido del cuco"
Eddie fisio
Eran las 3 de la mañana
y se despertó con mucha gana
Fue a la cocina, abrió la nevera
y se hinchó a compota de pera.
No paraba de llorar sin saber que le pasaba…
¿Sería que enamorada estaba?
¡Pero el amor es felicidad!
No es tristeza, más bien, beldad.
Entre esos pensamientos
se fue a la cama sufriendo
sin dormirse al momento.
A la mañana siguiente
de la madrugada pasada
recordó el incidente.
¡Qué desazón, qué anhelo!
en lo oscuro de la noche…
no encontraba consuelo.
Hoy tengo cita con él,
se habrá dado cuenta que vuelvo…
¡Por su hechura y cartel!
Porqué es un profesional…
pero igual se hace… el que no sabe “na”
Seguro que intuye, que no tengo ninguna lesión…
y no necesito…
de un fisio la atención.
Pero no puedo evitarlo,
estoy totalmente enganchada,
al irrefrenable deseo, de por él ser amada.
Eddie que así se llama
vino de Estados Unidos con su novia Hanna.
Ella es pariente lejana
de un Donald que no es pato, es naranja.
Este a su vez, consanguíneo es cercano,
de un señor muy mexicano.
Consciente del desapego,
que su tío siente por verlo
Entre ida y venida,
se pasa por la Quinta Avenida,
y espeta con gran desdén:
Este “edifisio” no es mío,
¡es del “imbésil” de mí tío!!
Aloisius
El eco del vacío
¿Quién vive en ese edificio?
¿Quién lo construyó?
¿Fui yo? ¿Fuimos todas?
¿Fue nadie? ¿O solo un susurro de la imaginación?
¿Quién vive en ese edificio?
O mejor, ¿Quién no lo habitó?
¿Por qué resuena el eco en el vacío de sus paredes?
¿Por qué nadie es calentado por el sol que atraviesa sus ventanas?
¿De quién es ese edificio?
¿Lo puedo habitar yo?
noesis
El edificio
Era un edificio okupado. Habían kuatro plantas más el entresuelo. Konvivían personas de toda índole y razas. Tenían pinchada la luz. El entresuelo lo usaban para hacer las asambleas y allí se tomaban las decisiones importantes. Habían recibido varios avisos de desahucio y estaban al loro, vigilando la portería. Había una pareja kon dos niños pequeños. En otro piso vivían kuatro punkis universitarios y, por cierto, eran los más involukrados en el mantenimiento de las zonas komunes. Emitían komunikados kon karteles ke enganchaban en las paredes de la entrada. Los del 3o1a, eran unos ancianos ke llevaban toda su vida viviendo ahí. No tenían a dónde ir. Habían konstruído toda una vida en esa vivienda. En el 2o, vivían kuatro hombres pakistaníes. Éstos últimos estaban informando de lo ke akontecía a través de Radio Bronka, mediante un traduktor Trabajaban en lo ke podían. En la fachada, había un mural emulando a Banksy. Se acerkaba el día D. Diversos kolektivos hicieron una kadena humana. Los punkis se enkadenaron a las barandas de la eskalera. Empezaron a venir Mossos d'Esquadra. Akello era un hervidero de gente por todos los rinkones del edificio. Vinieron los medios de komunikación. Desde dentro del edificio filmaban a la policía, ke a su vez, filmaba a todo el gentío. Habían venido también los de Asuntos Sociales. El edificio se enkontraba en una situación de peligro de derrumbe kon las largas grietas ke habían ya ke el metro pasaba justamente por debajo. También tenía aluminosis. Nadie había kerido hacerse kargo de él. Ahora el Banki se había konvertido en el propietario y quería a todos fuera. Kerían konstruír pisos turístikos en ese solar. ¿Kién iba a hacerse kargo de todas estas personas? Había ke luchar o morir en el intento. La policía se komunikaba kon los okupas kon megáfonos. Tenían ke llegar a un trato. Este trato konsistiría en ofrecer alojamiento a las personas más vulnerables komo era el matrimonio de ancianos. También reivindikaban un alkiler social para los ke no tuvieran a dónde ir. Los chavales universitarios lo tenían mejor pues okuparían otro edificio ke estuviera sin utilizar. Pero klaro, la otra gente se kedaba en la puta kalle. Las protestas llegaron a su fin kuando varios policías entraron kon una radial para kortar los kandados en donde estaban enkadenados. Otros efectivos de los Mossos subieron, piso por piso, para verifikar ke no kedase nadie. La gente gritaba de rabia e impotencia. Algunos, lloraban deskonsoladamente. ¡Un desalojo, otra okupación! Ese fue el último grito de guerra. Al final, el edificio de kedó vacío. Al día siguiente lo demolieron. Los ancianos, se tenían el uno al otro. Akabaron sus días en una residencia estatal. Los pakistaníes se fueron a vivir kon paisanos suyos al Raval. A la pareja kon niños la akogieron los de servicios sociales. Mientras, los alojaron en un piso reservado para kasos komo el suyo. Poko tiempo después les enkontraron trabajo en la kocina del kolegio en donde iban sus hijos. También, más tarde, el ayuntamiento les ofreció un piso en el ke solo tendrían ke pagar los gastos de los suministros ke usaran. La Okupación, es algo más komplejo ke simplemente una gente ke kiere vivir sin pagar un alkiler y ya está. Una okupación es una denuncia social. Es un Movimiento ke ya lleva mucho tiempo existiendo. Las kasas okupadas son utilizadas komo sedes sociales en las ke participa todo el ke kiere, principalmente, el vecindario. Tienen salón de aktos y de danza. Taller de cirko, teatro, biblioteka, etc. O sea, kultura para todos los ke kieran asistir ¡No a los pisos vacíos!¡No a los desalojos!
Eva
L'EDIFICI
L'edifici,
de formigó i acer,
alt, molt alt
majestuós, infranquejable
hermètic
tot
alienat,
moltes
finestres, però tancades ...
gran entrada, però vigilada ...
molta gent entra i
surt
com si un niu de
formigues fos,
amb
les seves corbates ...
amb
els seus maletins ...
amb la
seva serietat ...
i
uniformitat ...
amb la
sega arrogància ...
estirats i frets ...
que hi farán aquí
dins ...?
dons ... algo molt
alt
Majestuós ...
hermètic ...
que hi
farán ? ...
jormaju
EL EDIFICIO
El
edificio egipcio, una pirámide. Nunca he ido a Egipto, sin embargo, hice un
poema de Egipto.
Edificios
rascacielos de Nueva York. Las torres gemelas que fueron adentradas por la
injusticia.
A mí me
daría vértigo. Prefiero un edificio de pocos pisos. Máximo cinco. Y yo, en el
primer piso, o segundo.
Que
pudiera ver el balanceo de las hojas de un árbol por las ventanas, que diera a
un parque y se viera montaña y mar, insonoro, solo escuchar el trinar de los
pájaros que acuden a los árboles.
Porqué el
edificio, es mi edificio de mi vida. El que trabajo todos los días, para mí, la
esperanza de mi bienestar y cierta libertad.
El
edificio de mi vida es el futuro incierto de hoy, pero, la fe, que en su mañana
no me va a abandonar mi paz.
Crilami
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