EL CREPÚSCULO DE LOS GUERREROS (Sitges'24)
1) TWILIGHT OF THE WARRIORS: WALLED INNN (de Soy Cheang, Hong Kong,
2024) ****
La mejor película de acción del año (no la consideren sólo de artes
marciales, por favor) consiguió merecidamente el Premio al Mejor
Director de la Sección Oficial. Disponible ya en Amazon Prime
Video, por lo que dudo mucho se estrene en salas.
Partiendo de un increíble hecho real, el film nos sitúa en la Ciudad
Amurallada de Kowloon, literalmente una pequeña ciudad sin ley, totalmente
marginal, recreada con maestría y con una emocionante exhibición de violencia
demoledora. Walled Inn consigue, con creces, sus dos principales propósitos: un
gran espectáculo de artes marciales, que recurre sin complejos al trabajo con
cables en los actores y a la CGI, con un presupuesto muy holgado (la cinta de
más éxito el año pasado en Hong Kong) y una recreación inmersiva de las vistas
y sonidos de la ciudad que fue demolida en 1993, aunque la acción del film nos
sitúa en la década de los 80, llena de luces de neón.
Basada primero en una novela de Yu-Yi y luego en un larguísimo y extenso manga,
City of Darkness, creado por el mismo autor. El cómic, que
llegó a 32 números semanales de 40 páginas cada uno, fue un gran éxito y se
produjo una secuela. Y sus ilustraciones son recreaciones exactas de las
fotografías que se conservan de ese entorno ya mítico y legendario.
Aunque lo expliquen de soslayo en el film, considero oportuno explicar al
lector, para que compruebe qué tramas pueden desarrollarse en esa ciudad, una
parte de su historia. Merece la pena. Construida como un fuerte
militar imperial chino, la población de la ciudad amurallada aumentó
drásticamente después del final de la ocupación japonesa de Hong
Kong durante la Segunda Guerra Mundial, atrayendo principalmente a
refugiados que huían de la renovada Guerra Civil China. A finales de los
años 1980, albergaba a unos 35.000 habitantes en su territorio de 2,6
hectáreas. Como no existía prácticamente ninguna burocracia, no había leyes ni
agentes que las hicieran cumplir. Ese sueño anarquista hizo que proliferaran
gangsters, mafias, narcóticos, carne de perro como alimento... Desde los años
50 hasta los 70, estuvo controlada por bandas de tríadas locales y
tuvo altas tasas de prostitución, juego y tráfico de drogas. Fue en 1987
cuando el gobierno colonial británico anunció que demoleria la ciudad, tras su
desalojo, en 1993. De hecho, todavía hoy se pueden visitar sus restos. Vamos,
durante todas esas décadas podrían haberse rodado allí centenares de westerns
salvajes.
Y el año pasado lo hicieron. En este Crepúsculo de los Guerreros, tan brutalmente
entretenida como deslumbrantemente violenta, nadie puede desafiar al despiadado
líder de la banda más salvaje, Mr. Big (legendario actor y director, Sammo
Hung, en su primer papel de villano sádico con habilidades casi sobrenaturales
que en ningún momento se trata de explicar, con su fortaleza propia en el
astillero), hasta que llega Cyclone (Louis Koto), un gran artista marcial que
ejercerá de facto de alcalde de este laberinto de hormigón. Un refugiado chino,
Chan (Raymond Lam, con secretos familiares incluidos), que al principio intenta
"pagarse" su entrada e identificación falsa ganando peleas a puño
limpio, se convertirá en un problema para ambos. Al ser traicionado por Mr. Big
y robar una bola de cocaína del mismo, es "adoptado" finalmente por
Cyclone (un dueño de barbería que se nos presenta mientras patea, da vueltas y
atrapa su cigarrillo, todo en un único movimiento suave), que lo integrará en
esa comunidad cerrada. Chan, otro hábil luchador y solitario por naturaleza,
encuentra una especie de familia y algo parecido a un hogar. Claro,
inevitablemente tendrá que involucrarse en la lucha de poderes.
Reuniendo un auténtico elenco de estrellas locales, el film de Cheang
recupera los días de gloria de las películas de acción en Hong Kong. Con una
recreación majestuosa y claustrofóbica de Kowloon, una energía implacable y un
drama de lo más intenso (que a veces, sí, roza la telenovela), el director
aprovecha esos ingredientes para crear un retrato abrasador de una forma de
vivir (y morir) que ya no existe. La película está repleta de coreografías de
acción de lo más audaz, que pueden implicar a personajes escalando y luchando
en esos estrechos pasillos de la ciudad, acción siempre inventiva, fluida y
rápida, pero con un montaje que hace que nunca sea tan frenética para la vista
del espectador. Evidentemente hay espacio para personajes arquetipos, los
entrañables luchadores de Cyclone: el que maneja la espada, el que siempre
utiliza una bicicleta, el que siempre conserva una máscara facial.... Todo funciona
de maravilla y, a medida que avanza el film nos vemos engullidos por una
historia más grande y que se desarrolla en segundo plano, a base de flashbacks
de los años 50 y que explican el germen de las rivalidades.
Esa camaradería entre Chan y sus nuevos amigos se convierte en una luz entre
los sucios callejones, haciendo de sus tuberías un divertido gimnasio y
consiguiendo que la acción sea más divertida, a veces rozando lo superheroico:
incluso un caricaturesco secuaz de Mr. Big parece poseer superpoderes wuxia.
Así, la película encuentra su tono más acertado cuando se inclina hacia la
farsa. Quizá los diálogos son muy explícitos, quizá el film abusa de insertos
de noticiarios que insinúan el destino final de la ciudad, quizá prima la
aventura sobre la caracterización.... Pero el director consigue un film que
funciona como un tiro (su banda sonora, que recuerda a spaghettis de Almería),
haciendo que parezca creíble que motos circulen a toda velocidad por esos
pasillos tan angustiosos. Claro, como ya he dicho, le ayuda un diseño de
producción impecable (se agregaron varias paredes removibles y rincones para
colocar cámaras y para que los coreógrafos de luchas tuvieran suficiente
espacio para trabajar). Ésta afortunada combinación de elementos, usados sin
ningún recato, ha llevado al resurgir del cine de artes marciales cantonés, a
esas décadas de los 70 y 80, anunciando ya futuras precuela y secuela a la vez.
Y sí, se dirige a un público nostálgico de esa época pero también abre el
camino a nuevas vías de resurgimiento del género. Un género que, para el
aficionado, es un lenguaje universal, físico, destinado a los espectadores de
todo el mundo con ganas de disfrutar y jugar. Para nada un producto local y
minoritario. Las escenas que protagoniza Cyclone hicieron que todo el público
de Sitges aplaudiera a la vez. Con esas imágenes, el idioma es lo de menos,
sólo hay que participar de lo que acontece en pantalla. Y el director sabe muy
bien dónde colocar la cámara y los distintos ángulos de las gozosas coreografías.
Es emocionante, es triste, es honesta y tiene una base histórica fascinante
sobre la que se construye toda la premisa. ¿Qué más se puede pedir salvo
dejarse llevar por ella?.
Y no todo es desenfrenada acción, no, en esencia, trata sobre las conexiones
humanas que se forjan en condiciones extremas. No habrá mucha evolución en los
personajes, de acuerdo, pero cada pelea es un reflejo de sus luchas internas,
su desesperación y su voluntad de sobrevivir. Esta combinación de narrativa y
espectáculo eleva el film por encima de las películas de acción estándar. Nada
que ver con las estadounidenses (salvo, quizá, la saga de John Wick). Y, sin
pretensión alguna de filosofar, plantea una pregunta interesante: en un mundo
donde la línea entre el bien y el mal se ha desdibujado hasta ser
irreconocible, ¿qué significa ser una buena persona?.
En resumen, creo asegurar que todo espectador con ganas de diversión, se irá
con un pedazo de la Ciudad Amurallada grabado en la memoria. Si podéis, dadle
una oportunidad. Creía que ya no volvería a ver una película similar.
Añoro las pelis dl Mono Borracho o el Luchador Manco...buena persona es la k kiere el bien ajeno y hace acciones para ello
ResponEliminaPues efectivamente, Koto, la mítica El mono borracho sobre el ojo del tigre (en original El maestro borracho, no me dirás es mejor el título castellano) era una peli cómica de artes marciales exageradisima al servicio del inmortal Jackie Chan. Un ejemplo de esas películas clásicas de los 70 de Hong Kong de las que hablo en la reseña.
EliminaY la legendaria El luchador manco, nada disimulada adaptación de superhéroes con bajo presupuesto, era de Taiwán, pero de la misma camada en tiempo y forma.
Ésta de la que hablo bebe directamente de su espíritu pero con muchísimo más presupuesto .
Una peli "de chinos", pero no. Me han dado ganas de verla aunque tanta violencia me tira para atrás. Pero las pelis de venganzas y los dramas son mis favoritas
ResponEliminaHola Pili!
EliminaBueno, "chinos" de Hong Kong...Bueno, si no estás acostumbrada al mundo de las artes marciales es normal no te guste.
Pero, aparte de la lección histórica de esa Ciudad Amurallada sin ley y si fantástica recreación, te he de decir, en su favor, que la violencia es tan exagerada, hiperbólica y superheroica que tienes que sonreír cuando la ves.
No diré que es una comedia, pero para nada se trata de "violencia real".
Ay, pero sé no te convenceré. Pero violenta y real yo considero, por poner ejemplos que creo has visto, ¿Quién teme a Baby Jane?, "La loba" o la mismísima "Un tranvía llamado deseo". Y no salen chinos!