CAMBIAR EL FUTURO Y A TÍ MISMO (Sitges'24)
1) ESCAPE FROM THE 21st CENTURY (de Yang Li, China, 2024) ****
Una de las propuestas más gamberras, divertidas, audaces y con una
exuberante energía millenial que se pudo ver dentro de la Sección Oficial del
Festival, es éste "Escape del siglo XXI", una comedia de
aventuras y mucha, mucha acción imaginativa donde, gracias a los estornudos de
tres amigos adolescentes, éstos viajan y regresan del futuro para salvar su
planeta, muy similar al nuestro. Pero no, no se trata de ésta Tierra.
Si no les pica la curiosidad por seguir leyendo, amigos lectores, ya he
fracasado en mi prólogo. Pongámonos en situación: Es el año 1999 y estamos en
un planeta muy parecido al nuestro, sólo que a 3.000 años luz de distancia,
según nos cuenta el narrador. Se llama Planeta K, imagino una fórmula
imaginativa de burlar nuestra censura china y de tener mucho más margen a la
hora de jugar con el muy popular multiverso. Tres chicos adolescentes, casi
estereotipos sacados de un film de John Hughes, intentan escapar del
tedio a su manera: escalar torres, meterse en peleas... cuando, en una de esas
escaramuzas, caen en unos residuos tóxicos y descubren que cada vez que
estornudan, su conciencia salta 20 años hacia el futuro y ocupa su cuerpo
físico adulto. El mundo de 2019 es un lugar deprimente y oscuro, e
inevitablemente nuestros protagonistas se deprimen por cómo han llevado sus
vidas, muy lejos de sus sueños juveniles.
El líder del trío es un asesino a sueldo de una empresa médica que trafica
órganos ilegalmente; otro es un fotoperiodista que forma tándem con un rudo
escritor que trabajan para una empresa de medios corrupta; y el tercero, un
antaño nerd con sobrepeso en el pasado, se ha vuelto guapo y musculoso, y sale
con la chica que había sido el amor de la vida del citado primer amigo (la
culpa que siente él por su 'traicion' aumenta por el hecho de que la joven en
cuestión es adicta y triste).
Los chicos intentan en sucesivas ocasiones mejorar el futuro desde su
pasado, pero nada parece funcionar. Las despiadadas corporaciones que gobiernan
el año 2019 sólo se vuelven cada vez más poderosas, y las mujeres en sus vidas
futuras cada vez se convierten en más vulnerables. Además, los
periodistas están siendo perseguidos por el compañero del asesino, una máquina
de matar imparable, ya que los 'malos' han descubierto una forma de aprovechar
las habilidades de los chicos para saltar en el tiempo, lo que acarreará el fin
de su civilización. El apocalipsis se acerca, ¿pero cuándo no?. El futuro es un
asco, y ahora que sus fosas nasales les llevan de un lado a otro en el tiempo,
intentarán cambiarlo como sea. Hay que evitar ese siglo XXI. Y lo harán juntos.
El guionista y director Yang Li conduce a un ritmo vertiginoso éste cóctel
visual y narrativo utilizando una extensa variedad de efectos especiales y
coreografíando una acción cinética que integra brillantemente la animación de
anime con una magnífica habilidad enel uso de las artes marciales. El
videojuego Street Fighter II juega un papel fundamental en la historia, el tono
y el estilo de la película, capturando hábilmente el espíritu de toda una joven
generación con exceso de información y entretenimiento (recordad, estamos en
los 90). Almas muy viejunas abstenerse.
Así, el film no teme mezclar géneros que van de lo absurdo a lo épico. Sí,
recuerda un poco a "Todo a la vez en todas partes", con la que
coincide en esos constantes y liosos viajes en el tiempo, donde las paradojas
inevitables y el humor se fusionan en un caos controlado. Sí, es tan enérgica e
impredecible como la fundamental "Scott Pilgrim contra el mundo"
con gotas de "Terminator". Y también bebe de las acrobáticas y
excéntricas escenas de la irrepetible comedia a lo " Oliver y Benji"
(pero en imagen real) que es el film "Kung Fu Sion" de Stephen
Chow, con unos efectos especiales tan graciosos como excesivos, sacados en el
film que comentamos ahora también de los filtros de las redes sociales. Pero no
teman, ésta amalgama de referencias y collage cinematográfico (y me dejo lo
kitsch y alardes de bajo presupuesto de "Turbo kid", de los
films de Takashi Miike, alusiones a "Pulp Fiction",
Nirvana, la banda sonora jazzística de "Cowboy Bebop" combinada con
elecciones audaces de canciones pop - el genial uso de un tema de Bonnie Tyler
-, el género superheroico en sí...) forma una propuesta única y sin complejos,
sin temor a subrayar las múltiples referencias. Es más, y para que no se
abstengan los viejunos que nombraba antes, a pesar de su aparente anarquía
narrativa, el filme también intenta, y consigue, reflexionar sobre temas
universales, como la importancia de salvar el mundo y a uno mismo. La historia
scifi es un pretexto para recordarnos que, por muy lejanos estemos en tiempo y
espacio, valores como el amor, la amistad y el sacrificio siempre serán
fundamentales. Todo esas espirales de clímax emocionales y acción desenfrenada,
conduce a un tratado trascendente y, a la vez, modesto sobre la elasticidad del
destino y el sueño de construir un mundo mejor. Además, el contraste entre la
adolescencia y una virilidad desconcertante para los protagonistas se trata de
una manera orgánica (sí, también piensen en "Big", para qué
negarlo).
Yang combina ese despliegue de creatividad absurda e imaginativa con cortes
rápidos y colores brillantes (los residuos tóxicos formando un remolino en el
agua como una lámpara de lava, puestas de sol de color rojo y naranja
brillantes), cambios a una animación de estilo anime y se atreve a impregnar la
aventura con un toque algo pesimista sobre el futuro de China (o, mejor dicho,
el “Planeta K”) y su pasado reciente. Los niños saben que la situación está mal
y empeorando. Yang Li sabe que no hay una forma real de escapar de ese siglo
XXI que no pase por el perdón, la familia en su sentido más amplio y el tenaz
intento de cambiar las cosas de la adolescencia. Sí, los chavales descubren que
sus vidas futuras no han funcionado exactamente como esperaban (¿quién no se ha
sentido así con el paso del tiempo?). Enfrentados a triángulos amorosos y
trabajos sin futuro y peligrosos, los tres deberán detener un complot que
acabará con el mundo encabezado por un artista marcial de clase mundial
obsesionado con los juegos de arcade. ¿No es eso también un rol protagonista y
destacado el que jugarán nuestros amigos?. Son fundamentales y necesarios,
escogidos por el destino. En resumen, el film resulta ser una amalgama
irresistible de comedia, acción, ciencia ficción, iniciación, existencialismo,
nostalgia y una visión crítica de los sueños juveniles, que deberán lidiar con
sus propias y futuras y alterarlas, sucediéndose giros y giros sorprendentes.
Tiene también la habilidad de diferenciar visualmente las dos épocas en que
transcurre la acción. En las secuencias de 1999 se utilizan colores cálidos
para representar la esperanza y jovialidad de nuestros adolescentes impetuosos.
Mientras que, para reflejar el desesperanzador 2019, nos encontramos con
conjuntos metálicos y fríos, llamaradas y colores oscuros clásicos ya
de en la distópica ciencia ficción. Incluso el ratio es diferente.
En su debe, lo que comienza como una frenética explosión de ideas
originales, padece un cambio tonal abrupto en su segundo tercio. El nudo
abandona por momentos toda excentricidad para centrarse en el drama individual,
buscando acertadamente pero de una manera poco orgánica, dotar a los
protagonistas de una profundidad emocional que necesitan no sólo para empatizar
más con ellos sino para alejarse de los meros arquetipos. Claro, comparado con
la desenfrenada energía de un arranque inigualable, la trama se vuelve más
introspectiva. Eso quizá confunda momentáneamente a su público millenial. Sólo
quizá. Los espectadores más veteranos agradecerán esa pausa para llegar al
espectacular final con el consabido enfrentamiento entre el bien y el mal,
volviendo al caos visual ordenado y esa desbordante acción. Una película que
espero se estrene en salas, aunque sea durante poco tiempo, ya que aún no está
disponible en streaming (curiosamente sí en Amazon en su formato físico) ya que
es capaz de competir de tú a tú con cualquier éxito de taquilla occidental y
llegar a todo tipo de público.
Un film alocado, acelerado, apabullante e imprescindible para jóvenes y
adultos que sueñan con cambiar las cosas y a sí mismos. Es una película sincera
y que cumple con toda expectativa de sobra. Muy recomendable para mentes
abiertas y ávidas de emociones.
Con Mao no pasaban estas cosas.
ResponEliminaExactamente, amigo JC!. Si Mao estornudase y pudiera haber viajado al futuro...
EliminaEstos chinos ya no son chinos-chinos, son de otro universo distinto!!!!.
Por cierto, ayer leí en el correo de los lectores de "El Periódico" a un chino que se quejaba de la expresión "voy a comprar al chino" y sugería cambiar el término por BAZAR, donde va a parar. Ahí hay una historia por filmar.
Hay una peli española, gallega, "Salta!' q la vi x casualidad, y también va d paradojas temporales ( sin ptpo. Y sin ser los protagonistas DocBrown y Marty Mcfly), pero era correcta. Lo de los estornudos no me ha gustado ( subjetivo). A mí no me gustaría viajar al futuro, pero si al pasado..a los 80 y disfrutar d la música spaguetti en las discos.Salu2
ResponEliminaQuerido Koto, Si, conozco el film. Una comedia familiar que incluye, de soslayo, agujeros de gusano. Ojo, según ésta "Escape del siglo XXI" sería tú conciencia la que ocuparía tu joven cuerpo, con todas las paradojas temporales que eso implicaría. ¿Qué haría tu mente con más de 30 años en esa realidad? Haría lo mismo que entonces en las discos al son de spaghetti?🕺
ResponEliminaSi...sería volver con mi mente de adulto a mi yo pasado joven para disfrutar el spaguetti..pero al ser demasiado pequeño, no me dejarían entrar en las discos..no siquiera sesión tarde
EliminaEntonces, Koto, tendrías que regresar a 1990, más o menos, no?. Cambiaría tu manera de ligar, bailar y relacionarte en las discos?
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