DE ASILOS A RODAJES EXTRAÑOS (Sitges'24)
1) THE RULE OF JENNY PEN (de James Ashcroft, Nueva Zelanda, 2024) ***
Film dentro de la sección oficial que ganó, exaquo, el premio al mejor
actor, unos fantásticos Geoffrey Rush (presente y homenajeado en
Sitges) y John Lithgow, éste último realmente inconmensurable. La
trama habla sobre uno de los miedos más atávicos, el envejecer, y acontece en
una residencia de ancianos donde éstos parecen abandonados a su suerte y a
merced de cualquier residente psicópata. El staff médico brilla por su ausencia
de noche y es incompetente de día. Díganme si no se juega a un miedo cercano y
real...
Después de sufrir un infarto, un autoritario e impertinente Juez (Rush) es
internado, muy a su pesar, en un asilo de ancianos, con una drástica reducción
de la movilidad de su cuerpo, aunque él mismo piensa se trata de una situación
momentánea hasta que se encuentre recuperado. Pero su verdadera pesadilla
comienza cuando se encuentra con su particular némesis: un residente llamado
Dave (Lithgow) y su marioneta que siempre lleva en el brazo y parece una
extensión de sí mismo, Jenny Penn, aterroriza al asilo entero campando a
sus anchas por las noches: humilla y roba comida a sus compañeros, les roba,
les hace lamer el sucio títere... todo con un sadismo innato. Y con una
capacidad increíble para hacer lo que se le antoje y quedar como una falsa
víctima ante el personal de la residencia de día. Es un tirano al que todos
tienen miedo, resignados. Enseguida, el Juez luchará contra él usando cada vez
más métodos parecidos a los suyos, en una rivalidad personal que servirá como
cura de humildad (ante la injusticia sufrida) a su pasada altivez. Un thriller
geriátrico en toda regla. Aunque no existe un verdadero héroe digno de nuestra
compasión.
La premisa es atractiva, el reparto magnífico, el suspense bien dosificado
en un in crescendo creíble. Hasta entendemos que el malvado salga bien parado
aprovechando sus bien conservadas facultades físicas y cruel inteligencia. Pero
ésta situación de impunidad se repite demasiadas veces como para que resulte
verosímil. Si es con la intención por parte de director y guionista (acreditado
con otros dos) de abordar alegóricamente el abandono e indefensión de las
personas de tercera edad y lo terrible, solitario e impersonal de un asilo (uno
ya tiene pavor a acabar en uno de ellos) es loable tal empeño. Además, el film
nos muestra la vulnerabilidad irremediable que nos acosará conforme vayamos
perdiendo nuestras facultades físicas y psíquicas (Rush, muy bien reflejado, va
perdiendo lentamente su movilidad y está atrapado en un cuerpo que ya no le
responde, ¿cabe más terror que ése?). Pero lo que acontece, menos algunos
desvalidos secundarios, está poblado de demasiados personajes crueles e
insensibles: Juez, psicópata y cuidadoras/es, lo que hace un tanto repetitivas
y perder progresivamente carga dramática el constante e impune bullying. Es un '¿Quién
teme a Baby Jane?' pero sin una víctima clara (a pesar del último giro
narrativo de la peli de Aldrich).
Stephen King se ha rendido a este terror psicológico para mayores y no dudo
de su estreno en salas. Sólo pienso en cómo la abordarán los más jóvenes, que
tendrán posiblemente en sus manos el destino de sus familiares ancianos: ¿como
una distopía?, ¿como una advertencia?. En todo caso, ésta residencia es un
particular purgatorio para nuestro irritable protagonista. Y el disfrute para
el espectador es ver cómo derrotará a su enemigo (si lo llega a hacer). La baza
final del film es la venganza y la justicia tardía, algo propio y comprensible
para todas las edades.
2) EL SEGUNDO ACTO (de Quentin Dupieux, Francia, 2024) *****
¡Que no haya un año sin película de Dupieux en la sección oficial! (el año
pasado hasta dos). El maestro del absurdo y el humor negro nos trae ésta vez el
siempre sorprendente director nos ofrece una mordaz sátira sobre la industria
cinematográfica y la Inteligencia Artificial, rodada en larguísimos planos y
con un elenco poderoso: Lea Seydoux, Vincent Lindon, Louis Garrel...
El film arranca con dos personajes caminando por el bosque hablando de cosas
mundanas cual peli de Rohmer. David acude a encontrarse en un aisladisimo
restaurante ('el segundo acto') con Florence, enamoradísima de él , que quiere
presentarle a su padre. David se siente hastiado de la relación y pretende que
su novia quede prendada de su amigo Will, que le acompaña. Cuatro personajes y
un autor. Todo apunta a que estamos contemplando una comedia romántica indie,
pero inevitablemente, la sinrazón no tarda en aparecer. Uno de los personajes
empieza a desgranar diálogos políticamente incorrectos y cancelables y empiezan
las rupturas de la cuarta pared y miradas nada disimuladas a cámara. De hecho,
hasta se recriminan estas "morcillas" no previstas. No se ve ningún
equipo o material cinematográfico, pero descubrimos que la peli tiene lugar en
un plató natural. Están rodando una historia que los mismos actores no dudan en
calificar de "malísima". De las conversaciones inapropiadas pasamos a
los giros meta y más meta, al acoso en plató, a madres poco impresionables, a
chistes sobre 'Titanic', discursos egocéntricos sobre cómo hacer arte y
cine con 'poso' es un esfuerzo vano e indefendible en este mundo actual (a
menos que Paul Thomas Anderson quiera darte un papel, el mejor chiste del
film)... Todo se va incrementando hasta que descubrimos que la peli en cuestión
- SPOILER - es la primera guionizada y dirigida por una IA que se encalla en el
peor de los momentos - FIN SPOILER -.
Toda una sucesión de brillantes ideas donde Dupieux habla de la cultura de
la cancelacion, claro, del poder creciente de los algoritmos en el cine y el
futuro de la industria cinematográfica con un tono evidente de comedia negra.
El director lanza sin descanso comentarios incisivos y actuales que parecen, en
principio, deslavazados de forma un tanto artificial. Pero no estamos ante un
film que da vueltas sobre sí mismo, al contrario. En manos de otro autor,
podría haber quedado como un gag estirado en exceso. Pero su propia
'autoconciencia' se eleva a través de sus personajes pirandellianos, destacando
la incorporación del muy nervioso extra que interpreta al propietario del
restaurante, ansioso por intervenir en una peli, y cuyas apariciones y
tropiezos son hilarantes. Así, la barrera entre realidad y ficción se difumina
y se revela la verdadera intención profunda del bueno de Dupieux: la simulación
e interpretación en la vida real (todos lo hacemos) y la verdad real. Cuando la
broma parece haber llegado a su fin, con una conversación sobre los problemas
de tener un perro, un último plano secuencia, ésta vez sí, revela el artificio
de éste particular cine del absurdo. Un travelling que nos muestra los raíles
infinitos sobre los que se desliza la cámara a lo largo del mismo prado que
vimos al principio. La estructura se revela perfecta, los personajes y
escenario ya no importan y sólo queda el tejido de lo artificioso: "la
realidad es la realidad", dice en un momento uno de los actores.
Esta «meta-comedia» está coproducida por Netflix, lo que le incorpora
una gran capa de ironía y riesgo, ya que desnuda la hipocresía, el nulo papel
de los autores y las exigencias matemáticas del espectáculo. Al final no
sabemos muy bien de lo que hemos visto qué ha sido real y qué no, lo que es
maravilloso. De la (más precisa y graciosa) primera mitad del film, pasamos a
descifrar cómo todo lo que presenciamos puede ser parte de la invención de
otro, humano o robot. Lo mejor de Dupieux quizá no todavía, no pasa por
'volverse serio', pero el humor que se genera a través de sus ingeniosos puntos
de partida no tiene parangón en el cine moderno. Con su estilo propio
inconfundible, y su carga ácida que supera, en mi opinión, a otros autores como
el griego Lanthimos, la película es super recomendable para quienes quieran
diversión y reflexión. Su aparente distanciamiento encierra el verdadero
surrealismo (y el negro futuro de la ficción y, como extensión, la propia
realidad).
(seguiremos intentando crear expectación ante películas o no estrenadas o
no publicitadas)
Foto final: Rush / Barbossa y un futuro residente en geriátrico
La dl 2o acto a priori no me atrae..pero la dl asilo sta muy bien...actorazos ( guay con la foto, con lithgow hubiese sido un puntazo), planteamiento q pued pasar en la realidad (no se lo dl muñeco, pero habrá gente q ste mejor q otros mal parados en los asilos, y les putee)..y lo k dices..el verdadero miedo no es encontrarse a un Jason ,( hoy es Viernes 13), es acabar así en un geriátrico, un vecino q t joda la vida, un jefe en un trabajo q t st fastidiando el día a día, una ex q t haga la vida imposible....ese es el verdadero terror
ResponEliminaNo puedo añadir nada a tu muy acertado comentario, querido Koto. Sí, el verdadero terror está en la gente que te rodea y no siquiera eliges, ese vecino, ese jefe, esa pareja. Y la vejez, el deterioro, la enfermedad, el no poder ser autosuficiente. Por eso cuando una parte del público dice preferir el drama al género del terror, creo que es el horror verdadero quien les devuelve la mirada.
EliminaLo del muñeco es sólo una estratagema narrativa para hacernos partícipes de su estado mental. Que bien puede ser fingido para proyectar el horror a sus compañeros que están peor físicamente que ellos. Es un psicópata con víctimas a su merced. Y con la suficiente inteligencia como para aparentar después ser la víctima él.
Imagina un compañero así en tu habitación compartida.
Y si, Lithgow es lo mejor del film.
La película del asilo hace pero que muy buena pinta.
ResponEliminaY da muy mal rollo, Coque. Ten contenta a tu familia y cuida mucho tu salud. Y pide habitación individual si llega el caso.
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