DE GRIPE DE LOS RICOS Y GEOMANTES (Sitges'24, ¡hasta el final!)
A través de la alta ejecutiva, y productora de streaming, Mary Elizabeth
Winstead (impagables minutos donde escucha con suficiencia propuestas
imposibles - o ya no - de guiones), vemos como un virus pandémico empieza a
matar a las mayores riquezas del mundo, el Papa y el rey Charles entre ellas,
para luego acabar con los siguientes miembros de la lista Forbes. Advertidos
por un misterioso multimillonario (sensacional speech de 7 minutos de un
mefistofelico Timothy Spall, lo mejor de la película: ¿qué se siente al dirigir
a un actor así?, le pregunté al director) que reparte su riqueza entre sus bien
pagados empleados para salvarse a sí mismo, nuestra protagonista (que se
considera a si misma "de clase media") de repente se convierte en
élite de la clase más pudiente, es decir, futura próxima víctima del virus.
Jugando con el odio instintivo a los más favorecidos, Gaztelo-Urrutia,
construye en ésta primera parte del metraje, una nada sutil crítica irónica,
satírica y corrosiva de ricos que intentan desacerse de sus fortunas. Y
funciona. Un servidor esperaba que el film desarrollara el hecho de que esas
masas occidentales que celebraban la desgracia de las élites financieras, se
convirtieran en las siguientes afectadas por el virus mortal. No nos engañemos,
querido lector, usted y yo somos ricos para miles de millones del planeta.
¿Quién nos gobernará ahora?. ¿Es el momento del anarquismo?. Aquí aparece la
figura del poeta, escritor y filósofo estadounidense Henry David Thoreau, autor
de "Walden" (libro que regala a sus confusos invitados
Spall: ahí está la salvación) y "La desobediencia civil",
cuyas citas y apuesta por un consumo más natural y sostenido jalonan el
film, también en forma de pintadas en paredes a la manera de "Watchmen".
Tanto se basa director y guionista en sus tesis que debería constar también en
créditos.
El punto de partida es tan original y transgresor (afortunadísima idea: el
primer síntoma de la enfermedad es un brillo cegador en los dientes, durante
siglos higiene para ricos), que, aunque cae en algún inevitable estereotipo, la
parodia es acertada, su tono funciona y el ritmo nunca desfallece... Pero, a
poco de mitad de metraje, "Rich Flu" desconcierta y
cambia radicalmente sin aviso y se convierte en cine social, denunciando el
drama de la emigración (en éste caso, claro del Norte al Sur, los blancos
adinerados huyendo por mar a África, continente aún no afectado) con un brusco
giro que, como bien saben los fans de "El Gatopardo", hace que
todo cambie para que siga igual. Utilizando objetivos largos, con música
ominosa y hechuras de documental, nuestra protagonista y compañía serán objeto
del tráfico de esclavos y pronto, mercenarios negros se enriquecerán con el comercio
humano de los blancos encerrados en campos de refugiados y acabarán teniendo un
extraño brillo en su dentadura. El director es plenamente consciente de la
existencia de dos films en uno, y me argumentaba que el tema de la migración es
tan grave que sólo podía tratarse de forma dramática.
Lo que sucede es que sustituir el sarcasmo por la denuncia, inteligente por
supuesto, de ésta "emigración inversa" es que el tono se vuelve
excesivamente serio y solemne, casi sin esos anteriores atropellados diálogos y
noticiarios, y la peli languidece por momentos sin encontrar una salida
adecuada, engullida por su misma gravedad. El desconcierto está asegurado. No
puede ocurrirseme una transición más fluida ni puedo atreverme a sugerir al
equipo una apuesta más armónica en una decisión tan controvertida de cara a la
audiencia. Sí, como en "El hoyo" hay cierta esperanza en la
juventud no contaminada aún por éste capitalismo feroz. Y la secuencia final es
tan, tan buena y cruel (en una cierta armonía con la naturaleza que sugería
Thoreau, aparece de nuevo la serpiente tentadora del intercambio para poseer
más que el otro que, quizá, tendría que haber dejado paso a un nuevo tercio del
film, eliminando parte del anterior metraje) que se le perdona las larguísimas
y un tanto aburridas secuencias africanas. El film intenta aparentar una
trascendencia que ya poseía en su vertiente más divertida y cínica. ¿No podría
ser más certera la apuesta inicial hasta acabar sintiéndose el espectador
incómodo como parte de esos desgraciados ricos, cuando baje el escalafón
jerárquico del virus como esos niveles de "El hoyo"?. Sería
inevitable la extinción de la humanidad en la explotación sistemática del otro.
Hubiera sido interesante reconocernos como engranajes de este sistema tan feroz
que compartimos. O comprobar que la maldad y avaricia, no digamos la envidia,
se encuentra en todos nosotros con un sólo fajo de billetes. Es decir, ahondar
en cómo cambia nuestra percepción de solidaridad humana cuando somos nosotros
los necesitados. Muchas opciones para evitar repetirse en la obvia tragedia,
tan vista y tan ignorada a veces, de pateras llegadas a nuestras costas.
Lo que perdura es la incomodidad en la forma, de esos primeros planos
actorales y generales como en esos thrillers de los 80 y 90 o el cine
catastrofista actual a la sobriedad, austeridad y oscuridad del nuevo orden
mundial de la segunda parte. De la promesa del humor negro antisistema pasamos
a lo redundante del drama social. No me interpreten mal. Es una apuesta
arriesgada, sí, pero quizá lo más valiente y acertado hubiera sido llevar la
sátira hasta ese memorable final que vendría a cerrar el círculo.
Y demostrar que Thoreau (al que uno descubrió en la mítica "El club
de los poetas muertos") se equivocaba y Hobbes acertaba con aquello de
que el hombre es lobo para el hombre.
Como Palpatine con Anakin Skywalker, seguiremos atentamente la progresión de
Gaztelo-Urrutia. Se lo merece.
La película se toma su tiempo para explicarnos los elementos fundamentales
de la mitología de los chamanes, su funcionamiento y sus reglas, lo que evitará
inteligentemente dudas para el público occidental una vez que el terror es
liberado. Mucho más un thriller psicológico y paranormal que un film de
terror al uso, el director nos muestra detalladamente los rituales a ejecutar,
en una tensión y abrupto montaje que marcan la creciente intensidad del relato,
con cánticos, maquillajes y golpes incesantes de tambor incluidos. La
atmósfera (excelente diseño de sonido) se hará cada vez más asfixiante hasta el
encuentro con el espíritu que desenterraran de un espeluznante ataúd en el
lugar más extraño y de la forma más macabra posible, giros y sustos incluidos
con esos rituales exuberantes y análisis lingüísticos de lápidas. Una
combinación de ciencia y magia nada tribal. No es fácil dar una visión completa
y entendible de algo tan confuso y lejano a nosotros como esa ritualidad
oriental tan estricta, pero el film lo consigue perfectamente.
"Exhuma", así, destaca por una narrativa sólida y una
excelente escenificación para generar miedo antes que apostar por el efectismo
y pirotecnia de otros filmes. Eso sí, se nos antoja pensar que los coreanos
parecen estar más interesados en escoger un buen lugar para enterrar a los
muertos que en profundizar en los dilemas morales de los vivos. Me dió por
compararlo con nuestro desapego a visitar a nuestros muertos en el día de todos
los Santos, visible cada vez más en el abandono de los cementerios lejanos.
Aquí hay otra historia de fantasmas quejosos, lo dejo caer. Seguro que los
coreanos necesitarán más explicaciones para entenderlo.
Repleta de potencia visual, enfocando el protagonismo en los chamanes -
profesionales y no en las víctimas, verosímil y coherente en su propuesta fantástica,
equilibrada y meticulosa, es una de las pelis a ver éste año. Seguro no
olvidarán la secuencia en que Hwarim baila, canta, se corta y retuerce para
apaciguar los espíritus (animalistas sensibles abstenerse, a pesar del cgi). El
peligro de la sobreexplicación de los misterios, por lo desconocido de los
mismos, lo resuelve con soltura. Y sí, en su clímax está condensada toda una
batalla final que recuerda al tono sobrio con parafernalia en los últimos
minutos de "El exorcista III", pero el desarrollo la hace
inevitable y no chirría para nada. Excelente. A ver en salas (ojalá).
A lo mejor una plaga q solo afectará a los politicos, no sería dl todo mala....la d ApocalipsisZ q describiste el otro día, no estaba tan mal...aguardando tú próxima entrega.....
ResponEliminaQuerido Koto, por supuesto el virus afectaba a oligarcas, jerifaltes y políticos. Sólo que luego, y no acaba de desarrollar bien, afectaría a nosotros mismos (dentistas, presidentes de Comunidad y abogados y jueces primero). En su segunda mitad, la peli deambula sin rumbo. Eso sí, el plano final es glorioso. Eso es lo que tendrían haber desarrollado antes.
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