FELIZ NAVIDAD
Hola, hija. Deseo estés bien, que el 2023 te haya deparado aventuras,
sonrisas, lecturas, canciones y besos.
Que tus deseos para el año bisiesto se hagan realidad y pongas empeño en
ellos.
Que en tus recuerdos se filtren algunos de los muchos que guardo contigo con
tanto cariño y alegría. Ojalá pudiéramos compartirlos algún día.
Que un día pueda verte y sonreírte, sólo eso. Bueno, tal hazaña sería mi
deseo. Nuestros anhelos aún no coinciden. A lo mejor un día se rozan.
Que sepas te llevo conmigo y, en éstas horribles fiestas, brindaré varias
veces por ti. Y me zampare 12 almendras viendo tu foto de hace semanas, tan
dulce, tan melancólica, tan guapa. Con tus dedos entrelazados mirando confiada
a la cámara. E imaginaré piensas en tu abuelo y le echas de menos como yo.
Te quiere más que a nada ni nadie, tu padre.
LLANTO DE PASIÓN
Casi no recuerdo las últimas navidades felices. Fue en una de ellas cuando
destrozaron for ever los sentimientos de buena voluntad, hace ya cinco años.
Quizá por eso, porque pienso en aquellos días con mis amigos y abogada en el
juzgado, con mi amigo Julio explicando a mi papi la situación y con los regalos
de Reyes sin entregar, estas fechas son horribles pour moi.
He intentado recordar los años en que estas fechas fueron más o menos
agradables, llevaderas o directamente legendarias. Tampoco lo he conseguido.
Pero sí pensar en ciertas canciones me traslada a Navidades pasadas en las que,
creo, lo pasé bien. Como Scrooge en su juventud, cuando aún creía en el amor.
Esperad, suena una voz. Es la de mi hija entonando "La mala
reputación". Tiene 6 años y asiste a clases particulares de canto, en una
escuela donde luego, más tarde, aprenderá piano.
Es 2014 y hace calor. Volvíamos de Prullans y antes de entrar en mi parking,
sonó en Rojito (my car) "The eye of Tiger". Y, sorprendida, me contó
que esa era la canción que ponía su cole el día de Sant Jordi, cuando un
caballero luchaba en el patio contra un dragón. Me lo imagino recuperando el
ojo del tigre en un ghetto para disputar la revancha contra un desatado Mr. T.
Aún ahora siempre pongo esa canción el día que murió Cervantes para imaginarme
estoy con ella en ese patio.
Pero divago.
Mientras le explicaba, aparcando, quién era Rocky Balboa, en el CD
(Bluetooth, qué es eso?) empezaron a sonar los acordes rítmicos de la versión
de Loquillo del tema de George Brassens. Y mi hija, desde el asiento de atrás,
pidió no salir de my car mientras la escuchaba atentamente. Y le gustó mucho,
para mi sorpresa. Es más, le encantó también la letra.
Es 2014 y faltan dos días para Navidad. Mi hija canta "La mala
reputación", acompañada de su profesora al piano, sólo para mis
ojos. Es la última vez que se la oí cantar entera. Tiene una preciosa voz,
quizá muy dulce para esos rotundos versos. La grabo en vídeo para mostrárselo
cuando tenga 15 años. Para el siguiente trimestre ensayara "Rock and Roll
Star". Juro que no la influi para nada. Si tuviera un inglés más fluido,
entonces, hubiera escogido algo de los Beatles. Llegó la Navidad y le contó a
su abuelo cómo fue esa gira de un sólo concierto. Mi padre se extrañó:
"¿Ése no es el Loquillo? No la obligues a nada!".
Es 2023, faltan dos días para la Navidad y, mientras escribo estas líneas en
un bar, oigo un decreciente "puuuuutaaaaaaa". Me giro y es un señor
que, con cinismo, le recrimina a la máquina tragaperras no le dé premio. Como
intentando hacerme cómplice de lo sucedido (al verme girar la cabeza) murmura
un más contundente "hijaaaaa de puuuuutaaaaa". Mi hija se hubiera
reído a sus 10 años y medio.
Es 1997 y faltan dos días para la Navidad. Mi camarada del servicio militar,
Julio Martín, viaja desde Madrid para verme. Con él, viene Raquel, una amiga
que le gustaba. Les hago de guía improvisado por Barcelona. Suena el
"Llanto de pasión" de El Último de la Fila en una rara versión con
una nueva letra. A Julio le encanta García & Portet.
Es de noche y Raquel está estirada en la única cama individual que tengo en
mi pisito vacío tras la marcha del amor de mi vida ("hoy he pensado en
volverte a escribir, Lico Manuel"). Muy afectado y embutido en un saco de
dormir, le susurro mis cuitas. Ella se incorpora y me pide que me levante para
besarme apasionadamente.
Me dice "Tenlo claro, no soy ella". Asiento con la cabeza mientras
le devuelvo el beso. Es morena y lleva el pelo largo. Julio dormía en otra
habitación. Cuando amaneció descubrió que no separábamos nuestras manos. Se
enfada, claro. Y Raquel descubre lo muy colgado que está por ella.
Así se inicia un puente aéreo perpetuo. Ese fin de año lo pasaré en la
Puerta del Sol. Me dice que le encanta el sexo. Hace sólo un mes, el amor de mi
vida salía corriendo de mi pisito friki ante la inminente llegada de mi mami.
Sólo la volveré a ver una vez, durante unos segundos.
No me portaré bien con Raquel ni con Julio. ¿Hago daño para enjuagar el que
me han hecho a mí?. Aún recuerdo el sabor de sus besos largos. Nunca olvidaré
cómo se aburría en el teatro y decidía practicar sexo, de una manera u otra.
Entonces vivía intensamente, como si no hubiera un mañana. Dentro de dos
días llega otra Navidad.
A todos los que me lean, que seguro me aprecian como yo a ellos, les deseo
lo mejor. Muchos besos y alguna canción.
Aparte d los niños q disfrutan stas fiestas ( sobretodo xq no hay cole), dl resto d lo k sucede no hay bondad verdadera..mucho brindis, mensajes por móvil deseándote li mejor, mensajes dl rey...pero una vez q acaban stos días, la gent es igual d egoísta q siempre ..parece una bula papal stas fiestas, pero lo k cuenta es el dia a día y toda la vida. Deseo a todos lo mejor pero no sólo estás 2 semanas, sino siempre, y sobretodo al dueño del nido del cuco.
ResponEliminaHola Koto y gracias por tus palabras. A mi la Navidad me gusta mucho, creo en esos valores familiares y de amistad que dan excusa a reunirse. Creo en esos deseos de buena voluntad que, seguramente, se extinguen en unos días.
EliminaCreo tanto que por eso me parecen horribles ahora estas fiestas.
Felices felicidades y puta Navidul
ResponEliminaFelices felicidades a ti también!
EliminaFeliz Navidad de los que te aprecian y no contemplas. Nos recreamos en el dolor y dejamos de lado a los que no nos lo provocan y siempre estuvieron
ResponEliminaPerdona, Anonim. Evidentemente, puedo haber olvidado y descuidado a alguien. Si es así, te pido disculpas.
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