El nido del cuco 08-09-2023

 

ANTES TE ECHABA DE MÁS

Me dirijo a ti, hija, como la persona que echo más de menos. Cada adolescente que trato me remite a ti. ¿Será tan arisca Olivia?. ¿Será tan cariñosa?.

Sé que sigues siendo tan estudiosa y responsable como antaño. Sé cuidas a tus amigas. Sé, aunque no estoy actualizado, tienes ¿novio?. Dependiendo de oscuros intereses, me llega que estás muy serena o bien que estás llena de traumas y deseos autoeliticos.

Te veo en fotos con la fiel Ariadna. Sostienes cartulinas con trabajos del cole. Sonríes y te sigues pareciendo a tu yayo. Resulta que ahora te deben gustar los tejanos (cortos).

Seguirás oyendo los Beatles? Verás el joven Sheldon? Seguirás siendo cinefila?. Te seguirás quedando en el cine hasta que se extingan los créditos finales? Seguirás necesitando tu mantita como tu madre se chupaba el dedo aún a sus treinta y tantos?. Pintaras al óleo? Bailarás al son de Quevedo?.

Crees lo que no ha pasado, eso seguro. No sé si te volveré a hablar, a abrazarte. Sí sé te quiero, te querré siempre, que diría Rossellini. Sabrás te pago casi todo? Sabrás espero encontrarte por la calle para saludarte con la mano mientras te sonrío?.

Todo es incierto. Lo único tangible es lo que escribo pensando en que un día lo leerás. Y ni así. Pensarás, en ese caso, soy un mentiroso?. Un amargado? Seré digno de tu compasión?.

Escribo por un trato. Porque sino, no lo haría. Escribo sin esperanza, que mata a la nada. Escribo porque parece que te hablo. Escribo para que mis sentimientos no perezcan.

Echo de menos a mi mami, cuántas huelgas de hambre haría!.

A mi papi, que te quiso y lloró tu pérdida.

A mi amiga / hermana que hace contratos con mi ahijada de cómo utilizar su móvil.

A la ¿amiga? rubia que me pedía preservativos para follar con sus amantes.

A mi amante que no me dejaba dormir porque creía era una pérdida de tiempo mientras pudiéramos practicar sexo.

A mi amigo tranquilo que le dijo a mi madre que no se preocupara, que aunque yo no era manitas, siempre estaría a mi lado para prestarme sus manos.

A mi primo que era un guitar hero a mi lado. Él hacía solos, yo daba el ritmo.

A mi hermano, el Karras de los exorcismos y padre de mi sobrino, que hace volar drones.

A mi amigo Xavi, enfermito. El chico que te dibujaba bruixas y bessonas.

A las votaciones frikis para escoger la peli que ver, donde se urdian alianzas oscuras y traiciones para nunca ver una peli de Rohmer.

A viajar contigo a Sitges, a Prullans, a Sacalm, con dos docenas de muñecos dispuestos a compartir nuestras aventuras.

A la chica madrileña que me hacía felaciones mientras escuchaba a Sacristán (ella no).

A escuchar en bucle a Leonard Cohen en el Palau mientras tú, morena mía, te movias al son de sus coristas.

A esa primera vez que vi un calamar gigante teletransportado a New York.

A hacer enfadar a Benedetti pidiendo me recite un poema suyo.

Echo de menos Carlos Giménez me abrace y me pregunte cómo estoy.

A vosotros, que seguís a mi lado, no puedo echaros de menos. Ni echaros de más.

Echo de menos aquél joven que votaba al PORC. Que creía en la justicia. Que dormía en parques, áticos, pisos prestados y no le importaba. Al que media el dinero que tenía para que pudiera comer cada día. Que quería, sobre todas las cosas, una pareja a la que besar y dos hijas que crecieran seguras a su lado. Aquél joven que creía tener todo el tiempo del mundo para hacer anuncios como el voluminoso Orson Welles o practicar magia en las fiestas de su tierra como el divino barbudo.

Y todas esas cosas no las echaría de menos si te viera levantarte y desayunar a mi lado. Planear tu fiesta de cumpleaños.

No importarían si me quitara el estigma que parece ser siempre me acompañará, digan lo que digan sentencias e informes.

Si pudiera dedicar mis esfuerzos sólo a escribir historias imaginarias (acaso no lo son todas?), como aquella en que un enmascarado encontraba un smiley con sangre.

Sangre que no fuera la mía.