UN SUEÑO
El miércoles tuve un sueño. Como Luther King. Pero éste no pasará a la
historia ni será universalmente reconocido.
Sólo fue un sueño. Privado, modesto, de serie Z. Un impass en el
largometraje de mi vida, un sueño dentro de un sueño. En formato cuadrado, en
blanco y negro. Un sueño sin ovejas eléctricas, sin hombres elefantes, sin
hormigas gigantescas en un metro.
Pero era tan bonito, tenía tantas ganas de que continuara, que cuando me
desperté súbitamente sin que tuviera un final, intenté concentrarme en él antes
de volverme a dormir. No lo conseguí. Pasaron horas y el pequeño sueño, como un
corto, que surgió a continuación, no tenía ya mucho que ver con el primigenio.
Salíamos de noche del colegio San Juan Bosco de Horta un viejo amigo(todos
mis amigos son "viejos", no tengo ninguno nuevo desde hace una
década), Antonio Moreno, y yo. Llevábamos cartulinas grandes, en blanco, quizá
para hacer manualidades o escribir unos títulos de crédito a lo Bob Dylan. Nos
cubriamos de una lluvia persistente con sendos paraguas. Como quiera que Toni
mide un palmo más que yo, parecíamos una versión ochetentera de Tip y Coll
(eran los 80, por nuestra ropa, mis gafas, compartida juventud y por las
paradas de bus) con dichos ☔.
Casi diluviaba y lo que nos preocupaba era que las cartulinas no se mojaran.
Las doblamos y llevábamos en vertical pegadas a nuestro cuerpo. Toni llevaba
casi melena y yo pesaba 15 kilos menos.
Como quiera que el bus no paraba porque iba lleno de gente mojada, decidimos
después de dos "73" que nos salpicaron y pasaron de largo, emprender
a pie el camino a casa. Vivíamos muy cerca el uno del otro.
Pero no pudimos seguir mucho tiempo juntos. Después de pasar una gasolinera,
Toni me dejó atrás porque a una zancada mía él contraatacaba con dos. Y no nos
podíamos esperar el uno al otro.
Como me suele pasar, andando y en coche, me perdí. Sólo veía charcos en la
calzada mientras intentaba acercarme lo más posible a las paredes de los
edificios en las aceras, esperando tuvieran balcones que me protegieran. Y no
podía ver los nombres de las calles.
Seguí andando y tiré a una papelera lo que quedaba de las cartulinas. El
paraguas se dio la vuelta por el viento y yo seguía en camino recto.
Recordad, era de noche. Todo se perdía, incluidas las lágrimas. Y de repente
me encontré al lado del cole de mi hija. Por la puerta principal salió, como de
una extraescolar tardía, una compañera de mi hija que me saludó con la mano
mientras su madre le protegía de la lluvia.
Me sentí incómodo, extraño, mientras caminaba al lado de una verja que
separaba la rue de un patio interior con hierba, porterías y canastas de
basket. Debía ser una versión del Cor de Maria en los 80.
Y la vi. Después de años. Mi hija, sin paraguas como yo, venía corriendo
hacia la verja gritando "papá, papá". Me quedé petrificado y agarré
la verja con mis manos. "Cariño!" salió de mis labios mientras la
escuchaba.
Ella mezcló sus dedos con los míos agarrando también la verja. Me dijo
"hace mucho tiempo que no nos vemos", mientras yo pensaba que no
debía constiparse. Detrás suyo, una figura se acercaba corriendo.
La vi cambiada, claro. Más alta, más delgada. No habían mascaritas en los
80. En unos pocos segundos, la figura de su madre apareció mientras la separaba
de la verja y de mí. Me llamó de nuevo: "papá!". Y yo seguí agarrado
a esa verja, que parecía disolverse entre lluvia ácida. Susurre su nombre.
Y desperté. No había final. O a lo mejor sí y era de esa manera como todo
terminaba. Intenté volver a ese momento, pero horas después soñaba que estaba
rodando un corto que tenía forma de western urbano, mientras pensaba que tenía
que verlo mi papi. Del corto pasé a ser el Dr. Chase de la serie
"House" que se acostaba con Olivia Wilde mientras investigabamos qué
le sucedía a un simpático orangután un poco triston (si, primero investigamos y
luego nos acostabamos).
Pero ya no recuperé mis dedos mojados en torno a una verja.
Nada acaba nunca.
Freud:"Soñar con lluvia simboliza el camino que está tomando su vida y solo tú pueds marcar su destino.Son una insinuación para dejar d creer en todo lo q dicen y enrumbarse a luchar por sus sueños personales.". Solo Morfeo lo sab......t podría haber esperado Antonio Moreno
ResponEliminaHola Koto. En mis sueños, Morfeo sigue encerrado por aquél viejo brujo que en realidad quería capturar a su hermana Muerte. Así, éstos están inacabados, inconclusos. Toni Moreno no es que no me espere, mi sensación era que lo perdía yo, que mis pasos se dirigían inconscientemente a esa verja. No sé si tú puedes recuperar los sueños inacabados cuando vuelves a dormir...
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