El nido del cuco 02-07-2021



 

 

 

REFLEXIONES SOBRE EL CINE QUINQUI

A finales de los 70 y principios de los 80, triunfó en España un ¿subgénero cinematográfico? (me atrevería a llamarlo subgénero por lo que tiene de variación del cine policíaco y recreación documental) que estaba protagonizado por jóvenes delincuentes de un bajo estrato social.

Ese subgénero tuvo un rápido auge y también una rápida caída, como se supone a toda moda ligada a una serie de concretas circunstancias. El cine quinqui, en afortunada expresión, está muy ligado a la creciente inseguridad ciudadana en esos años, debido a hechos como el auge de la heroina, el hacinamiento en la ciudad en viviendas baratas y las pocas posibilidades de ascenso social que tenían sus protagonistas, muy frecuentemente de etnia gitana.

Ese cine es muy fácilmente reconocible. En él, un delincuente habitual es actor de si mismo o interpreta a otro delincuente (el Torete interpretando al Vaquilla, por ejemplo) en lo que llamaríamos biopics, biografías de consumo rápido y pobre trama argumental. Esa variante del subgénero estará representada por el director José Antonio de la Loma, existiendo otra que sí utiliza actores profesionales - no en su totalidad - y no protagonizada siempre por gitanos, encabezada por el director Eloy de la Iglesia. Los actores ocasionales, en su gran mayoría, terminaron sus vidas reales de forma triste y drástica (El Pirri, Sonia Martínez, José Luis Manzano...).

Las temáticas son siempre similares: el protagonista delincuente, marginal y muchas veces caído en la espiral de la droga, tiene un fondo moral "noble", con conceptos muy particulares sobre la amistad, la lealtad o la traición (recordad, en "Yo, el vaquilla" se canta al protagonista como un remedo de Robin Hood). Hay mucha violencia, sobre todo robo y persecuciones de coches (los Seat y Renault de la época), atracos, escenas eroticas e incluso románticas, atracos a pie de calle... Todo jalonado de una crítica social a la falta de oportunidades entre esos jóvenes y a la corrupción e injusticia de los colectivos garantes de la seguridad ciudadana (llevado a su máxima expresión en "El Pico").

 

Sí, al mismo tiempo que estigmatiza a la mayoría de la etnia gitana, intenta dignificar (o justificar) a sus jóvenes protagonistas. La vigencia de ese subgénero se me antoja hoy ligada al aspecto documental del mismo, al retrato de unos suburbios, unos paisajes urbanos (por ejemplo el barrio chino barcelones) que ya no existen. Quien busque tramas elaboradas, escenas bien integradas entre sí y no de relleno o un cuidado estilístico, se equivoca. Visto hoy, los recursos de forma (zooms, teleobjetivo, vestuario, jerga..) se antojan demodes. Y el contenido, pues se ve poco elaborado, lleno de escenas inconexas y nula evolución o caracterización de sus protagonistas.

Ojo, sí que le veo virtudes inequívocas. Su frescura, veracidad (el uso de sus mismos protagonistas harían las delicias de Truffaut o Fassbinder) y sinceridad creo las hacen todavía dignas de revisionarse. Yo mismo, que viví joven esa época narrada, que tuve amigos muy parecidos a sus protagonistas, que sufrí atracos callejeros y baile al ritmo de la música utilizada en los films, reconozco e identifico a sus personales. La descripción de los mismos es muy certera.

ASOCIACIONES DISCUTIBLES

Esa asociación delincuencia / etnia gitana resulta hoy chocante y chirriante. Y no hablo de estadísticas ni porcentajes sobre quién ejercía la violencia, no, esos datos los ignoro y no vienen al caso. Pongamos que hoy se estrenan en unos años 20 films que hablan sobre la delincuencia callejera. Y pongan en el foco a Menas, Migrantes o Nacionalistas / Antisistemas violentos, pongo por ejemplo... ¿Os imagináis el escándalo que se armaria al asociar a estas minorías con delincuencia?. Estos films serían vetados, no estrenados, protestados y nunca subvencionados. Y es que hoy, colectivos como Migrantes o Menas, tienen sus mecanismos de defensa social, de representación política y una visión muy cuidada de los mismos en los omnipotentes medios de comunicación, intentando evitar siempre la temida estigmatizacion.

Esa protección y cuidado inexistente, en los 70 y 80, sobre la etnia gitana me resulta, desde la visión del actual presente, hipócrita y escandalosa. La corrección ideológica de hoy impone sus normas. Y tampoco cargo contra esa corrección, no. Entiendo que se ha de corregir todo desfase y visión unilateral. Pero en todas direcciones.

El retrato social se me antoja muy complejo y manipulado, muy complicado a la hora de esquivar clichés. Las diferencias y veracidad entre el neorralismo o el cinema verite versus, por ejemplo, el cine de propaganda soviético o hollywoodiense, parecen hoy muy definidas. Y quizá no sea así. En el Arep, se tiene especial cuidado en evitar condescendencia o estereotipos en cuanto a la salud mental. Y ha de ser así. Defiendo la autoregulacion, el dar voz a todos los colectivos, el evitar relatos únicos. ¿Es eso autocensura?. No tengo muy clara la respuesta. 

 

Hoy en día, cuando en el cine se asocia la violencia con los corpusculos de extrema derecha, no existe revuelo en los medios de comunicación, crítica y espectadores. Es visto como normal. Cuando es la extrema izquierda la protagonista, siempre hay matices y disculpas (provocaciones, respuestas..). Y no se me escandalicen, queridos lectores, no estoy haciendo un alegato político. No es mi intención. Al fin y al cabo el cine siempre ha sido una potente arma política y social. No pierdo de vista el subgénero del que hablamos.

Voy más allá de adhesiones políticas para que los lectores comprendan mi reflexión: el cine quinqui es tremendamente homofobo. La aparición de personajes gays es siempre retratada de manera peligrosa y antinatural. Hoy resulta muy hiriente, como tuvo que haberlo sido en su día. Ojo, también existe la vertiente femenina del subgénero: la hoy en día imposible "Perras callejeras". O el retrato policial sesgado en los mismos films: por cada agente comprensivo y moralmente ético, le rodean 10 torturadores. Todo es así de simple y fácil. Y es que bailar en el filo (los protagonistas son gitanos y delincuentes, sí, pero a la vez despreciados y empujados al crimen por una sociedad racista) sin caer en esquematismos es muy difícil.

En fin, que todo el subgénero es incorrecto, matizable e irrepetible. Para mí, lleno de virtudes y defectos. Un espejo, también distorsionado, de la época. No son grandes películas (ni siquiera la galardonada "Deprisa, deprisa") ni han dejado un visible legado (se me ocurren "27 horas" y "Barrio", por ejemplo, mucho más intimistas y emocionales), pero sí considero es muy apreciable. Caray, si hasta utilizan la metanarrativa! (en "Los últimos golpes de El Torete", tercera parte de "Perros callejeros", comienza el film con la muerte de su protagonista en la segunda parte para ver al mismo como espectador, vivito y coleando, en un cine: se revela como un actor ocasional que está contemplando su propia "muerte fílmica").

SU MÚSICA

Vamos, queda claro que me gusta el cine quinqui. Y soy amante también de sus bandas sonoras. Cuando los roles protagonistas son gitanos, la música que les envuelve es rumba flamenca reivindicativa. Cuando no lo son, es rock urbano de lo más primigenio. He aquí una pequeña lista con lo más destacado:

1) En "Perros callejeros II: Busca y captura" (1979, De la Loma), Los Chichos introducen el primer hit: "Soy un perro callejero").

2) En "Los últimos golpes de El Torete" (1980, De la Loma), Bordón 4 reina: "Al Torete", "Paso de lo que digan"..

3) "Yo, el Vaquilla" (1985, De la Loma) tiene su propio álbum homónimo, obra maestra de Los Chichos: "Yo quiero a Mai", "Campo de la bota"...

4) En "Navajeros" (1980, De la Iglesia) alternan Burning con "Escríbelo con sangre" y Rumba 3 cantando "No te quedan lágrimas"

5) En "Colegas" (1982, De la Iglesia) se mezcla el "Va a estallar el Obús" con el "Lejos de aquí" de Antonio Flores

6) En la célebre "Deprisa, deprisa" (1981, Carlos Saura, Oso de oro en el Festival de Berlín), Los Chunguitos alcanzan su cenit con "Ay qué dolor" y la recuperada "Me quedo contigo" (verdad, nena madrileña?). Además, están presentes Lole y Manuel con la sobrecogedora "Un cuento para mi niño" y la rítmica "Caramba, carambita" de Los Marismeños.

Quizá estas canciones sean lo más imperecedero que ha dejado el cine quinqui. 


 

Dedicado a mi primo Alfon, que me enseñó a amar la rumba más gitana (y muchas más cosas). El lo pidió, aquí lo tiene. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Comentaris

  1. Alfon disfrutará..La Mina aparece mucho más (y los bloques Venus aún permanecen). De la Loma fue el pionero, pero cinematográficamente DelaIglesia es mejor. Recomiendo la escena de El Pico, cuando le dan a u bebé con síndrome d abstinencia (x el embarazo d su madre drogadicta) un chupete untado con Jaco para q dejara d llorar. Ni Trainspoting, ni el cine d USA se atrevería a filmar algo así.....y si...ahora con los MeToo y Sta falsa hipocresía social q vivimos, no sería posible ver este tipo d cine.

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  2. Hola Koto.
    Pues mira, en Trainspotting sí que hay un bebé muerto, posiblemente por la sobredosis de heroina en la leche materna (la opción más probable, junto con la negligencia de los padres colocados).
    Trainspotting creo es tan dura como las dos partes de El Pico, lo que pasa es que está narrada con sarcasmo y con escenas oníricas, lo que parece "endulzar" la propuesta.
    En todo caso el cine quinqui está rodado con absoluta libertad.
    Y sí, De la Iglesia es mucho mejor cineasta.

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