El nido del cuco 5-02-2021

 

 


EL DÍA EN QUE MI HIJA PIDIÓ UN DIBUJO A DAVE GIBBONS

Soy muy comiquero. Y siempre quise ser autor completo, guionista y dibujante, pero las musas no me dieron el don del dibujo (ni siquiera técnico, así como tampoco me dieron el don de los idiomas).

Así como mi cómic favorito siempre será BORN AGAIN (1986), la rotunda WATCHMEN (mismo año, 1986) se convertiría en mi particular Santo Grial, una obra concebida para unir todos los anillos, para mostrar las capacidades del séptimo arte.

Watchmen estaría guionizada por el Dios Alan Moore (no sé, para un cinefilo como yo sería lo más aproximado a un John Ford redivivo) y dibujada por Dave Gibbons (lo más próximo a un Nestor Almendros, insigne director de fotografía). Es la obra total, la deconstrucción del género superheroico, la obra que ganó todos los premios incluyendo el Hugo y Eisner.

Tengo dos fieles amigos (don Julio, don Uri, a sus pies) que se suelen mofar de mi adoración por esa obra, aunque los dos la han leído y sé que les gusta (se mofan más de mi pretensión de que a Moore le den el Nobel de Literatura). Todos mis compañeros comiqueros e incluso mis dos mejores amigas (hola, nenas!) comparten mi devoción, cómo no.

MI HIJA Y LA LECTURA

Evidentemente, intenté inculcarle a mi hija la afición de la lectura. Cuando era pequeña le leía cuentos de toda índole. Cuando fue mayor, le llevaba a la tienda de cómics para que comprara cómics para leer (ya se sabe, la vieja y arcaica norma que glosa el salto del tebeo a la más prestigiosa novela).

Así, ella adquiría cómics de La Pitufina, de Gunball... También le compraba libros que leían amigas suyas, como Irene Adler, Sherlock y Lupin... El caso es que se los acababa leyendo yo, y le enseñaba las posibilidades narrativas del cómic, incluso hacía talleres en su clase con gran éxito. Al menos, le servían esos cómics para tomarlos como referentes para sus dibujos. No parecía sentir mucho amor por la lectura y sí a las historias que le contaba yo.

Como quiera que asistía a reuniones frikis de hombres (y alguna novia ocasional), aunque todos tratábamos de que se sintiera la protagonista de esas situaciones (todos le llevaban regalos, mi hija les enseñaba los exámenes y redacciones de sus muñecos - que hacían las veces de alumnos -, veíamos y analizabamos con ella trozos de sus series y pelis favoritas...) de vez en cuando escuchaba hablar alabanzas de Watchmen, obra magna del cómic, incluso recriminando a otros frikis que no se la hubieran leído a pesar de regalársela (hola Pablo, hola Enric!). Y, claro, eso contribuía a aumentar su curiosidad. 

 


EL CALAMAR GIGANTE

Un día, de noche, cuando mi voz le contaba historias para que se durmiera pronto (hola, nena madrileña!) me pidió que le explicara de qué iba esa Watchmen. Yo le contesté que prefería se lo leyera algún día, y me dijo "ese tocho que es simétrico?. Leerlo? Ya me lo puedes contar a ver si es tan bueno..". Si, le explicamos un día cómo un cómic podía ser simétrico, a lo que dijo que eso era más de mates que de dibujos, aunque lo entendió bien. Hasta su profe de dibujo le recomendaba la obra para más tarde y le contaba la importancia del guión, que ella siempre desdeñaba porque decía que siguiendo los dibujos se tenía que entender la historia (si, si, pero....).

Esa noche le resumí el cómic, obvie varias subtramas y me centré en la historia principal, que intentaba contestar a una teoría moral y filosófica.
CASI SPOILER (Pablo, Enric, no leyais porque ese film que habéis visto es una caca de version... Bueno, mejor que lo leáis, a ver si os entra el gusanillo).
Le conté que hablaba del hombre más inteligente del mundo, que en su afán de que hubiera paz en el mundo en una época crucial de la guerra fría entre EEUU y Rusia, aprieta un botón y sacrifica a 6 millones de personas en Nueva York para conseguirlo. Cómo? Simulando que un enorme calamar gigante alienígena, creado por científicos y artistas a su servicio (y que luego mataría para que no se supiera nunca la verdad) se teletransportaba a la ciudad y generaba una gran cantidad de energía que mataba a toda la población (no os preocupéis, se lo explicaba de forma sencilla para que lo entendiera). Así, conseguía que el mundo se uniera (de forma efímera?) y olvidara sus diferencias para luchar contra un mutuo enemigo exterior.
FIN CASI SPOILER
Y aunque parezca increíble, no se pudo dormir hasta que acabé la historia de Moore / Gibbons porque le planteé una pregunta que luego podía transmitirsela a sus amigas. Vamos, que le interesó una obvia cuestión moral.

Todo tendrá un sentido final, camaradas, tranquilos.

EL SALÓN DEL CÓMIC 

Así como cada año íbamos al Festival de Sitges, también la llevaba al Salón del Cómic de Barcelona. Cada año, el domingo por la tarde, cuando había menos gente. Es cierto que en esa tarde no podía asistir a conferencias, firmas de autores, exposiciones... Pero eso ya lo hice trasladandome siempre, hasta que nació, al Festival de Gijon, nunca abarrotado y donde pude conseguir una pequeña colección de dibujos hechos por grandes artistas que tenían mucho tiempo para ello (en USA cobran por cada esbozo o vendían originales, se les advertía que aquí no había esa costumbre) y firmas de guionistas en sus propias obras.

Íbamos al salón siempre con alguna amiguita del cole, y les encantaba el stand para niños donde podían dibujar, colorear, hacer manualidades y collages... Como mi hija me quería siempre a la vista de su mirada escudriñadora, no tenía mucho margen de maniobra para saludar o curiosear por el amplio recinto. Luego salian la mar de contentas y nos daba tiempo para que vieran tebeos, conocieran a gente (la mencionada profe de dibujo, por ejemplo), que les regalasen globos, chapas, pegatinas y tebeos de stock que se sacaban de encima antes de cerrar por esa edición.

Cuando fue creciendo, les llevaba al stand de la escuela Joso, donde dibujaban ya viñetas con diálogos e intención narrativa, a probar rotus mágicos, a hacer animaciones digitales y en 3D... Y sin aglomeraciones.

Y cuando tenía 9 años, cuando acabaron de visitar sus stands favoritos, nos quedó 20 minutos antes de las ocho para ver algo del Salón. Vimos una exposición de Mortadelo y cuando pasamos cerca del stand de ECC ediciones lo vi. Sabía que este año venía a firmar ejemplares que previamente vendían en el mismo stand (no dejaban llevar copias de casa), pero no esperé verle a esas horas y ese día. Era el mismísimo Dave Gibbons, dibujante de Watchmen, ahora y siempre (si hubiera sido su guionista ermitaño Alan Moore le hubiera saltado encima y arrancado cabellos para luego hacerme un clon).

EL DIBUJANTE DE WATCHMEN 

Emocionado, al ver que no había nadie esperándole, le pregunté a mi hija y su amiga si querían un dibujo del autor británico. "El dibujante de Watchmen, hija!".  Ah, si era así, vale, venga. De hecho en el stand había una figura gigante de uno de los personajes, el Dr. Manhattan. Mi hija le comentó a su amiga "mira, vamos a pedir un dibujo a ese hombre famoso que creó a este tipo tan grande y azul, como los Pitufos, luego lo enseñaremos en clase".

Le pregunté a Gibbons (con traductor a su lado) si quisiera hacerles un dibujo a mis hijas (para simplificar) en una de sus obras. Sabía que lo normal era que sólo les firmara, pero probé a ver. Sonrío, le preguntó una cosa a su traductor (si tenía tiempo) y me dijo que sí mientras sacaba su lápiz y rotu (iba a entintarlo!).

Más emocionado que las niñas, compre una versión de Watchmen ultimate para mi hija (cada año editan una nueva versión para seguir ostentando los derechos de la obra) y un tebeo en tapa dura de Superman para su amiga (guión también de Moore y dibujos suyos, la fantástica "Para el hombre que lo tenía todo"). Mi hija no tuvo envidia por la elección, ya que aunque su amiga se llevaba al famoso Superman, ella se quedaba ese tocho tan bueno que le decía su padre y amigos. No eran baratos, no, pero la ocasión lo merecía.

Así, mi hija se puso la primera de la fila de dos y padre con taquicardias al lado. Se saludaron y Gibbons le preguntó qué dibujo quería para esa página en blanco introductoria de Watchmen. Mi hija le dijo que quería una pitufina, Gibbons sonrío y le dijo si tenía algún dibujo suyo para recrearla. Mi hija me miró superextrañada... Ese señor que era tan bueno no sabia dibujar a la Pitufina?. Creía a lo mejor mi hija que ese personaje azul que tenía al lado era como un Dios Pitufo?.

El caso es que, resignada, me dijo que fuéramos a comprar algo de los Pitufos y volviéramos. Yo le contesté que no teníamos tiempo, el señor se iba a ir y que ya había comprado los cómics.




 

EL FIN Y LOS MEDIOS

Mi hija resoplo y, con gran inteligencia, le dijo a Gibbons : "Pues dibujeme a mí, pero bien". Le dije al traductor que cuando decía "bien" era que prefería fuera un dibujo más realista que caricaturesco (tenía muchas caricaturas, y muy buenas). Esperé la reacción del bueno de Dave y éste ladeo un poco la cabeza, giró Watchmen y se disponía a comenzar el retrato. Pero antes le preguntó a mi hija si quería algún dibujo de personajes de su obra, si la conocía algo o había visto el film. Y mi hija le contestó "Si, mi papá me la ha contado porque yo no pienso leer nunca ese tocho. Yo voy con el hombre más inteligente del mundo". Gibbons, expectante, le repregunto  "Veidt?". Y mi hija: "No me acuerdo cómo se llama, el que mata a los habitantes de Nueva York para salvar el mundo". Gibbons, creo que fascinado: "Y tú estás de acuerdo con lo que hace". Mi hija: "Hombre, claro, si han de morir millones para salvar a más gente pues has de hacerlo. Luego mi padre me dio el sermón de que el fin no justifica los medios, pero no tiene razón". Y, puedo asegurar que maravillado, Gibbons volvió a preguntarle: "Y tú lo harías?". Mi hija: "Pues claro, yo también soy inteligente, mi papá no lo entiende y yo le dije que dormiría tranquilamente, sería la salvadora del mundo".

Gibbons me miró y yo me encogí de hombros. Miramos a su amiga y ésta asintia añadiendo "si son de Nueva York y no los conozco pues claro que los mató, pero con una bomba". Mi hija a su amiga: "este los mata con un pulpo gigante". Su amiga: "Hala! Con los tentáculos". Gibbons las miró de nuevo con las cejas levantadas y empezó a dibujar a mi hija, que hasta pidió una silla para poder posar bien.

Gibbons acabó y entinto su retrato, se lo enseño a mi hija y ésta sonrió y le dio las gracias. A lo que él bueno de Dave me dijo "cualquiera le hace enfadarse!", cosa que le hizo sentir orgullosa.

Su amiga se acercó, le dio su Superman y le pidió también un retrato suyo, Gibbons miró su reloj y la niña, tranquilamente, le dijo que no lo hiciera rápido, que no teníamos prisa (sic). Dave contestó que era la primera vez que dibujaba retratos para unas aficionadas, y que esperaba que se leyeran sus tebeos algún día. Mi hija le preguntó a quien le pedían que dibujara. Y Gibbons le dijo que sobretodo al Dr. Manhattan.

Mi hija señaló a su amiga aquél gigantesco dibujo y le dijo "mira, le piden que dibuje a ese hombre azul, aquí le han puesto calsotets, pero siempre va en bolas". Su amiga hizo un gesto de asco y se sentó en la silla para posar.

Cuando Gibbons acabó (le había salido mejor el de mi hija, y ésta lo sabía) les dio la mano mientras los del stand recogían. Y me alzó su dedo pulgar mientras el traductor me decía que habían sido sus fans más pequeñas.

Así, su tomo de Watchmen decoró la habitación de mi hija. Y lo llevó a su cole, como su amiga llevó su Superman.

Y tiempo más tarde comprendí que eso de que el fin SÍ justifica los medios era lo peor que podía pensar mi hija.

Mi hija, que dormiría tranquila después de aniquilar a millones. Mi hija, que un día le pidió un retrato al gran Gibbons, el cual no sabía cómo dibujar una pitufina. 

 

Comentaris

  1. Le habría hecho más gracia conocer a Peyo. Es más fácil dibujar un boceto del Dr.Manhattan q d Rorschach. No es q se lo pidieran más, sino q era más cómodo para el.

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  2. Si, a esa edad Peyo le habría gustado más. ��‍♂️
    Todos los dibujantes deberían saber dibujar a la Pitufina.
    Pero yo tengo un dibujo de Rorschach de Gibbons y lo reduce a la mínima expresión, no creas tarda mucho. Yo también creo que le deben de pedir más ese personaje.

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