El nido del cuco 29-01-2021

 


EL DÍA EN QUE MI HIJA CONOCIÓ A BONG JOON - HO

Mi hija se engendró durante un Festival de Sitges. A los pocos meses de vida participó en su primera marcha zombie. Y, cuando estaba conmigo, siempre visitamos Sitges asiduamente (hola Xavi!). Y siempre acudíamos al Festival de Cine Fantástico (muy abierta esa etiqueta siempre).

Allí, en lo que ella llamaba su segunda casa, le trataban muy bien tanto las empleadas del Hotel, como de los restaurantes donde íbamos a comer, en la peluquería (mi hija acudía a las marchas zombies vestida y maquillada de princesa, eso de los zombies lo dejaba para los frikis como su padre), bares, mercadillos, artistas que exponían o dibujaban en la calle, el propio personal del Festival... Me parecía que el todo Sitges adoraba a esa pequeña que crecía poco a poco en esa localidad.

Pero esto no va de rememorar la nostalgia, camaradas.

Mi hija, desde que le hice una foto con Loquillo (a quien creía muerto, de hecho se lo dijo) durante el festival, le gustaba llevar fotos con gente famosa a su clase, sobre todo para que su tutora reconociese a esas personas de las que su padre le contaba maravillas. Como quiera que a todos les hacía gracia que una pequeña les hablase en inglés de una manera tan despreocupada (cuando tenia 5 años y ya leía perfectamente los subtitulos, los mayores le preguntaban a la salida si le había gustado la película y si la había entendido, ella se jactaba de hablar japonés tranquilamente, ya que veíamos mucho anime), mi hija no tenía problemas en entablar pequeñas o grandes conversaciones con ellos, a quienes solía acompañar un traductor, o Jaume Figueres, o Angel Sala, quienes la conocían perfectamente.

Y de esa manera mi hija conoció y se hizo fotos con Ray Harryhausen (me riño luego porque tenía más Oscars de lo que le dije), Joe Dante (director de su película favorita que vio en el festival, Gremlins), Max Von Sydow (quien la llevó de la mano hasta el restaurante del Auditori y le invitó a croquetas mientras le tranquilizaba acerca de esas apariciones que le contaban sus amigas del cole.. Von Sydow!!!), Christopher Lloyd (el hombre que viajaba por el tiempo, para mi hija), Park Chan Woo (algún día he de contar mi obsesión con él, hola Pablo!), John Carpenter (el hombre que dirigió "La cosa", título que a mi hija le provocaba ataques de risa)...

OKJA

 

Y un día compré entradas para ella y su profe de dibujo para ver OKJA, film de Bong Joon-Ho, el hombre que con "Parásitos" triunfaría en los Oscar's del año pasado). Siempre me informaba sobre los films que podíamos ver, y ésta era autorizada para todos los públicos y parecía que su temática podía interesarle.

Contaba la amistad entre una niña y una cerda / mutante gigantesca y las maniobras de una multinacional para hacerse con la bestia para diseccionarla e intentar crear más seres como ella. A la niña, que intentará rescatar a su amiga OKJA, se le unen unos patosos defensores de los derechos de los animales. Un film trepidante, divertido y profundamente animalista (denunciaba el hacinamiento y torturas de muchos cerdos) e inmensamente emotivo (recuerdo todavía la manera en que unos cerdos salvan a su hija de aquellas granjas).

Antes nos pusieron un corto que se convirtió en mediometraje y que casi hace perder la paciencia a mi hija, con el riesgo de que me dijera "vámonos". Y éramos bastantes los que teníamos que irnos, ya que siempre llevábamos sus muñecos favoritos (hola, Chinito, Cuetas, Lala y Po!) para qué luego hicieran redacciones sobre el film y ella las corrigiera e hiciera preguntas (si, yo les daba vida, qué le vamos a hacer, a ella le encantaba y yo soy fan de la trilogía Toy Story).

Aguantó como una jabata y empezó el film, menos mal. Así como su profesora lloraba mientras lo veía, mi hija se reía con los momentos tiernos y divertidos. Y leía ferpectamente los subtitulos (o sea, entendía el coreano).

Se encendieron las luces mientras no nos levantabamos mientras aparecían los créditos (un ritual, sí) y mi hija preguntó a sus "chicos" si les había gustado (sí, les gustó) y miraba cómo su profe se secaba los ojos un tanto estupefacta. Lo primero que me dijo fue que tenía hambre.

Avanzamos luego hacia el pasillo y allí advirtió que gente esperaba para hablar, saludar o que le firmara un señor más bien bajito. Mi hija, claro, me preguntó quién era, y yo le dije que era el director del film, coreano. Me preguntó si había ganado algún Oscar de esos y yo le dije que, si había justicia, lo ganaría algún día. Evidentemente, me dijo que quería hacerse una foto con él y contarle qué le había parecido su película.

Esperamos a un lado un breve ratito y cuando llegó a nuestra altura, acompañado de su mujer, un actor y un traductor (como luego supe por el diario del festival), mi hija se presentó (en inglish) y le ofreció su mano. El, por supuesto, se la devolvió mientras le decía que estaba muy bien que los niños vieran la peli y que la había rodado pensando en ellos. Le preguntó, claro, si le había gustado. 

 


Y mi hija le respondió muy sincera: "sí, está muy bien lo de la cerdita y su amiga, pero a mi me ha entrado mucha hambre viéndola. Ahora me apetecen salchichas. Yo del cerdo me como todo". Y a medida que le traducian el comentario, vi la paulatina cara de sorpresa del matrimonio. Yo arquee las cejas cual Roger Moore y mi hija, siempre tomando la iniciativa, me pidió que le hiciese una foto con él. La he mirado muchas veces y, de verdad, creo que el bueno de Bong aún no se había recuperado de la impresión.

Se despidió y me dijo que en tal bar de vuelta al Hotel hacían muy bien las salchichas. He de admitir que, al contrario que su profe, yo también las tomé.

Cuando ganó tres Oscar's el año pasado, me pregunté si mi hija sabría que un día, acuciada por el hambre, llegó a conocerle.
Quizá él aún se acuerde del amor que ella sentía por los cerdos.

Aún podéis ver en Netflix el film. 

Comentaris

  1. Espero q tu hija siga disfrutando y apreciando ese tipo (o cualquier tipo) d buen cine.Es afortunada, y su padre, d haber visto todo ese elenco d artistas.

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  2. Pues no sé Koto qué ve o deja de ver. Según fuentes, ya no ve apenas tele ni cine, como si eso fuera malo siempre que lo que vea sea estimulante para ella. Era también una adicta a Big Bang Theory, que le ayudó mucho a normalizar el frikismo de su padre y compañeros, aunque no fueran doctores en física. Larga vida y prosperidad.

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  3. No creo que profese actualmente ninguna de las enseñanzas recibidas en su día, pero cuando sea mayor seguro que lo recordará como algo bonito. Y, en todo caso, seguro le habrá ayudado a formarse como mejor persona.

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