El nido del cuco

 

 

DIRE STRAITS


Año de publicación:
1978

Temas:
1) Down To The Waterline; 2) Water Of Love; 3) Setting Me Up; 4) Six Blade Knife; 5) Southbound Again; 6) Sultans Of Swing; 7) In The Gallery; 8) Wild West End;
9) Lions.

  

Dire Straits fue uno de los primeros grupos que marcaron mi adolescencia, perdonándoles todo: sus letras simples, su mediocre retorno tras  "Brothers In Arms", sus temas reiterativos..¿Pero quién no se puede enamorar del grupo después de escuchar ‘Sultans of Swing’?

Para valorar mejor lo que representa este disco hay que situarse en el año 1978, año en que la moda musical es por un lado la música disco y por otro la música punk. Los grupos rock de moda son los Ramones, Sex Pistols, The Clash, Blondie, Patti Smith, etc… ¿Qué oportunidad podían tener un grupo de chicos que querían tocar un rock tranquilo próximo al blues? Mark Knopfler, compositor y guitarrista principal de la banda, ya tenía cerca de 30 años cuando publicaron este LP, estaba claro que no se iba a apuntar a ninguna moda pasajera. Pero gracias a esa fidelidad a sus inquietudes y a lo que les había influenciado musicalmente, lograron tener éxito con este gran álbum, donde hay que destacar una influencia destacable de J.J. Cale, tanto en la forma de cantar como en los ritmos y la forma de tocar la guitarra.

En estos inicios, Dire Straits está comprendido por Mark Knopfler en la guitarra principal y la voz, su hermano David en la guitarra rítmica, John Illsley al bajo y Pick Withers en la batería; lo que diríamos un cuarteto de rock al uso. Y en este disco se dedican a hacer canciones rítmicas con unos novedosos solos de guitarra, en ese momento (por la limpieza de sus acordes, su ejecución perfecta), y una compenetración propia de profesionales y con muchas ganas de recibir ese merecido reconocimiento, aunque hubieron de triunfar primero fuera del Reino Unido con la celebérrima ‘Sultans Of Swing’ para ser reconocidos tiempo después en su país.

Esas ganas de hacer un gran trabajo se aprecia desde el mismo comienzo, pues en ‘Down To The Waterline’ crean una especie de suspense en la introducción (que será mejorado y aumentado posteriormente en su posterior ‘Money For Nothing’) mediante acordes sueltos de los instrumentos que llegado un momento convergen en el inicio real de la canción, donde se
desarrollan un ritmo guitarrero semi-rápido y unos grandes solos que nos introducen de la mejor forma en el sonido global de este disco. Y es que la única pega que se le puede poner al debut de Dire Straits es la poca diversidad del sonido, pero cuando éste es bueno tampoco era un problema para mí . Por ejemplo, ‘Setting Me Up’ y ‘Southbound Again’ podrían intercambiarse y nadie lo notaría, ya que ambas poseen un ritmo rápido similar. Son de las más devotas del sonido de J. J. Cale y quizá por eso son temas menores, puesto que se limitan a emular a otro artista.

Pero los ritmos lentos que encontramos son también muy agradables, como ‘Water Of Love’, canción seria y firme con una percusión muy elaborada marcando dicho ritmo, además de otro magnífico trabajo de guitarra de Knopfler. Y ‘Six Blade Knife’, una de esas canciones que utilizaría luego Tarantino, que está comandada por unas prominentes líneas de bajo que le aportan un carácter sobrio. Ahora bien, ‘Wild West End’ me resulta más monótona y aburrida, una balada más bien normalita, además de que el pasaje instrumental que precede a las nuevas estrofas y que también finaliza este tema, me suena a plagio de ‘Stay’ de Pink Floyd. Y si hablamos de ‘In The Gallery’, deberían haberla acortado en duración, ya que se repite en demasía el mismo ritmo, aunque al menos sigue conservando el sonido nítido de los solos de Mark. Su letra resulta graciosa al tratar de forma humorística y satírica el tema del arte moderno.

Hay que hablar, por supuesto, de la canción estrella del disco, del grupo y de Knopfler como compositor: ‘Sultans Of Swing’. Este tema denota tintes autobiográficos pues habla en cierta manera, con retazos, de los humildes comienzos en las actuaciones en clubs de una banda no profesional pero con interés y ganas de hacer buena música. El estribillo instrumental, con la guitarra de Knopfler en primer término, es inolvidable, y el solo de guitarra con el que acaba el tema en fade-out por desgracia se hace brevísimo. Algo que arreglaran en sus directos, prolongando la canción de 5 a 12 minutos, con un gran dueto saxo - guitarra que les convirtió, junto a sus siguientes discos, en la gran superbanda de finales de los 80 y principios de los 90.

Por último, hay que destacar también el tema final del álbum, ‘Lions’, que nos dejará con muy buen sabor de boca al final de todo, pues posee un gran inicio gracias a una expresiva melodía de guitarra que da paso a la entrada de todos los instrumentos y la voz de Mark, además de un magnífico solo hacia la mitad de la canción.

En definitiva, estamos ante un álbum de rock clásico, con solos de guitarra más "limpios" que nunca y el debut de un grupo que marcaría toda una década. Y he de añadir que, el tiempo pone siempre las cosas en su sitio, no ha dejado una huella indeleble ni seguidores de su sonido. Ay, quién me lo iba a decir cuando ejercí de groupie durante tantos de sus conciertos

Comentaris

  1. Siempre recordaré su gira del Brothers in arms, En el Velodromo de Horta, escuchándolos en sus jardines

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