Dame como tres cincuenta
Hoy seré breve porque sólo pretendo veáis el video que adjunto
al final.
"South Park” es la serie de Televisión más irreverente que he podido ver
nunca. Destila mala leche. Y sus tramas, al menos las cuatro primeras temporadas,
rezumaban inteligencia y se mezclaban con fluidez. Los protagonistas, aunque
insulten y digan tacos (no lo olvidemos, consecuencia directa de un film de
Terrance y Phillips, sus cómicos favoritos) no dejan de comportarse como niños
inocentes en muchas ocasiones. Y los adultos son reflejo de todo tipo de
paranoias, inseguridades y males modernos. No hay un solo habitante del pueblo
que no quede caricaturizado por la serie. Y la caricatura no viene dada por la
estética feísta de la serie, sino por el comportamiento de sus personajes. Tal
caracterización masiva sólo la he visto antes en las primeras temporadas de
“Los Simpsons”, donde casi podemos adivinar las reacciones de Barney o Moe
antes de que se produzcan.
En las primeras temporadas de la serie de Kenny y Cartman (el gran personaje de
la serie, como en otras Homer y Peter Griffin), además, la trama principal y
dos subtramas fluían con naturalidad, alcanzando todas siempre un clímax común.
Y eso no es tan fácil como parece. De hecho, sus creadores acabaron utilizando
sólo una.
Y en casi todos los episodios sus personajes, sus salidas dialécticas, las
situaciones surrealistas en que se veían inmersos con toda naturalidad… todo
formaba parte de la más alta comedia que jamás veré en una serie de animación.
Y el mejor ejemplo está en el episodio de la tercera temporada: EL SÚCUBO, que
contiene los mejores diálogos escritos nunca por Stone y Parker. Y, en
concreto, dos personajes para la historia: los padres del chef, en tres
intervenciones que rozan lo sublime. Tres intervenciones, tres historias sobre
sus encuentros con el monstruo del lago Ness, que sólo quiere de ellos tres
dólares con cincuenta (incluso disfrazándose de vendedora de galletas de 8
pisos de altura). Para su desgracia, la madre acabará dándole un dólar y no se
lo podrán quitar de encima.
Nunca más volverán a intervenir en la serie.
Pero yo aún les recuerdo. Y, cuando estoy triste, intento –a veces, sólo a
veces- comprar algo que cueste 3,50. Con la subida progresiva de precios cada vez
es más difícil.
Y me imagino que los súcubos aún existen. De hecho, yo conozco uno. Y un día le
he de cantar una canción al revés para que revele al fin su forma monstruosa.
Si queréis ver recopilados esos tres momentazos, aquí tenéis la historia completa
de los 3,50. Imprescindible:
Ojo, compatriotas peninsulares o insulares, de la nacionalidad que prefiráis. No os fieis nunca de cómo los estadounidenses parodian a sus vecinos, ni los de arriba, ni todos los de abajo de su continente.
ResponEliminaHace gracia, pero sed desconfiados por mera prudencia. Os lo dice una que no sabe mucho de todo, pero bastante de eso en concreto, sí.
Hoy me pilláis pelín desconfiada. Besicos.
Bueno, Rosarillo, te refieres a cómo South Park parodia a los canadienses?. Ten en cuenta que la serie de lo primero que se ríe, y con aviesa intención, es de la propia sociedad estadounidense. Sólo así se puede parodiar a los demás.
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