El nido del cuco (24-07-2020)

Reirnos de nosotros mismos

El digno sucesor de los comediantes clásicos, aquellos que sin alterarse protagonizaban las más absurdas situaciones, es John Cleese. Y sí, fue integrante y cabecilla de los muy transgresores –y avanzados a su tiempo- Python. Fue guionista de sus mejores gags y de joyas como “Un pez llamado Wanda”. Pero antes de acabar como argumentista de un comic de “Superman” y de suministrador de artilugios de Bond, Cleese protagonizó una serie muy breve (dos temporadas con un total de 12 episodios), pero inmortal todavía hoy.

Seré franco: no me veo capacitado para hacer una crítica a la altura de lo que Fawlty Towers representa.

Hotel Fawlty, con el sello de garantía de la BBC, no es solo una de las mejores series cómicas de la historia, no. Es un cuadro de la sociedad británica de mediados de los 70: Huelgas, gente conservadora, miedo al aperturismo, a otras razas, a otras culturas... Todo ello representado por un magistral John Cleese, frente al que hay un elenco de grandes actores, cada uno añadiendo su toque personal y representando a otros estratos de la sociedad:

Manuel, que, en doblaje castellano es italiano y en doblaje catalán mexicano, es un maravilloso retrato del español (de Barcelona!) inmigrante de los 70, trabajador, pero incapaz de aprender inglés correctamente, aunque tomándolo todo con relax y buena cara.

Polly, la chica con cultura, con una mente mucho más abierta pero encasillada en un trabajo horrible. La esposa en la vida real de Cleese.

Sybil, la típica mujer de clase media-alta de los 70, poco preocupada por los problemas mundanos más allá de los cotilleos de sus amigas y hastiada por un matrimonio anodino.

Y, aparte de los personajes principales, unos secundarios de lujo, con especial atención a Ballard Berkeley como el Mayor, un viejo chiflado que reside en el hotel de forma permanente. Su diálogo con el alce es mítico.

Pocos episodios bajan el listón, y los pocos que no tienen un nivel de excelencia altísimo, son dignisimos y tienen momentos igualmente memorables. John Cleese tiene unos diálogos chispeantes, y su famosa expresión física pone la guinda, es divertido aún sin hablar, aun sin gesticular, a veces solo tiene que estar ahí y punto. Andrew Sachs como Manuel es el otro punto a destacar de la serie... Las

muletillas como "¿Qué?" no tendrían gracia en otro actor, pero Sachs, curtido en teatro, hace que la candidez de su personaje, su estupidez congénita, pero con buen corazón y sobretodo, una vis cómica que aparece de la nada, nos lleven a la carcajada más pura una y otra vez. Todas las escenas que comparte con Cleese, TODAS, son inenarrables y hacen de Fawlty Towers una serie única y sobretodo divertida, que era su intención.

“Hotel Fatwly” provoca que me ría en cada uno de sus tramos. Porque el gerente de ese hotel de poca monta, Cleese, es un reflejo de lo más parodiable del ser humano: egoísta, tacaño, huraño, tramposo… y sin embargo, entrañable por reconocibles todos sus defectos.

En realidad, todos los episodios giran en torno a malos entendidos y enredos varios, como toda alta comedia precisa (las desgracias propias son todavía muy risibles, con un enfoque adecuado). Pero la precisión de los giros narrativos es tal que el ritmo sigue su crescendo hasta un final siempre genial.

Los personajes, como ya he dicho, que rodean a Cleese son su perfecto complemento: Manuel, el camarero de Barcelona que no entiende el inglés; su castradora mujer, única dosis de raciocinio; los estrambóticos y perpetuos inquilinos del hotel (ancianos olvidadizos y con grandes lagunas de memoria)… Y ver al protagonista intentando que su añejo hotel sea considerado destino de nobles y burgueses se convierte, más que en un acto de patetismo, en un vano intento de aquél que siempre será un perdedor en ser reconocido como algo más.

Pero es Cleese quien convierte la función en memorable: sus caras, sus medidos gestos y silencios… Una fisicidad (ayudado por su propio físico, largo, estirado, casi una marioneta con largos brazos) que se convertiría en claro referente de, por poner un ejemplo cercano, el Tricicle.

Para el recuerdo, el episodio en que gana una apuesta a los caballos y su dinero parará a manos de una vieja cascarrabias y medio-sorda. El momento en que, haciendo ver que habla, se dirige a la anciana hasta que ésta conecta su sonotone haría reír a un muerto. O a alguien un poco triste, como me pasó a mí hace nada.

Y me reí, claro. Ojalá siempre recordase que todos somos patéticos, y lo único que nos puede salvar es tomarnos todo con mucho, mucho sentido del humor.

Como los demás no nos dejan reírnos de ellos, tendremos que reírnos de nosotros mismos.

He intentado buscar el video en cuestión, sin resultado (al menos doblado o subtitulado en castellano o catalán). En su lugar adjunto otro momentazo, aquel en el que Cleese les recuerda, a su pesar, a unos turistas alemanes la II Guerra Mundial y acaba imitando a Hitler (haciendo un guiño a un gag inolvidable de los Monty, el ministerio de los andares raros). En su descargo, nuestro comediante ha sufrido un reciente golpe en la cabeza, de ahí su vendaje:

https://youtu.be/Er7U7MXhRmo



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